Probablemente asociarás el concepto de comida rápida con las hamburguesas de las cadenas americanas, las porciones de pizza en bandejas de cartón, o los fideos chinos en improvisados tuppers de plástico. Pues bien, esto es Holanda, y no es que sea el mundo al revés, pero aquí, los puestos callejeros no venden perritos calientes sino, atención, ¡arenques!

Estos pequeños y plateados pescados son toda una institución nacional, y se toman como aperitivo con pepinillo y cebolla, en bocadillo o, sencillamente, macerados en crudo. 

Para que comprendas la importancia de este pescado, tienes que saber que en Amsterdam incluso se celebra el día del Vlaggetjesdag. Este día, el primer retén de pescado se vende en una gran subasta, y las ganancias van destinadas a caridad.

Los arenques, sin embargo, no sólo los encontrarás en los mercados o pescaderías de la ciudad, sino que están también en las calles y canales de Amsterdam. En los puestos callejeros podrás comprarlos y comerlos sentado en un banco o a pie de tranvía, como prefieras. Reconocerás en seguida que te encuentras ante uno de estos puestos, y no sólo por el olor. Se trata de pequeñas casetas, en ocasiones móviles, estampadas con imágenes promocionales del arenque y otros pescados. 

El toque kitsch está garantizado en estas casetas. Y es que los carteles promocionales están ilustrados con la imagen de una joven y rubia holandesa, ataviada con el traje regional, los zuecos, el gorro y las trenzas, y comiéndose un arenque de la forma más curiosa. Porque, si quieres cumplir la etiqueta, esta imagen te dará pistas y, si consigues preguntarle al tendero te dirá, riendo, cómo se debe comer el arenque. 

Toma nota de las instrucciones, porque son las siguientes: sujeta el pescado por la cola, abre la boca y mételo entero, empezando por la cabeza. Ahora sólo te queda masticar y saborear esta delicia salada. Y sobre todo, ¡no pierdas la compostura!