Como en todas las ciudades, a Amsterdam no podía faltarle un museo sobre su propia historia. Éste es el Amsterdam Historisch Museum. 

Situado en el flanco norte del Beguinaje, recorrer sus pasillos y galerías te ofrecerá una completa panorámica de la historia de la ciudad desde el siglo XIII. Una gran colección de cuadros, libros, mapas y objetos relevantes, de uno u otro modo, son las piezas claves de la colección. 

Desde 1975, el museo se ubica en el edificio restaurado de un antiguo orfanato que, pese a que a priori puedas pensar lo contrario, regala un paraje encantador. Esto es porque el edificio se construyó sobre los antiguos edificios del del convento de Santa Lucía. Su construcción data del año 1578, hecho que explica la decisión de la ciudad de crear un orfanato municipal, debido a su vinculación al calvinismo.

Actualmente, el edificio, a parte del museo, conserva el claustro del convento, al que se accede desde la calle. En él puedes reposar de la caminata por la ciudad acompañado de un buen café, o disfrutando de la compañía de un libro. Ahí mismo, en la tienda del museo, tienes muchos entre los que elegir. 

Además, el ayuntamiento hizo reformas en el edificio después de 1960, e introdujo una gran innovación en la construcción: donde antes se situaba un pequeño canal abrieron una calle-museo en la que se exponen los retratos de los mecenas burgueses encargados de defender la ciudad en el siglo XVII. 

Visitar el museo de historia te facilitará una visión con perspectiva de la ciudad, te permitirá conocer su expansión y, de ahí, mucha de su arquitectura, pero también sus personajes famosos y su vida cotidiana. La recomendación, por lo tanto, es más que segura.