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Uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad es la Casa Museo de Anne Frank que, junto con las sinagogas y el barrio donde vivió Rembrandt, constituye uno de los principales vestigios judíos de Amsterdam.
Lamentablemente, este lugar no llama la atención por su estilo arquitectónico o su ornamentación, o porque en él se realicen espectáculos o se consuma el mejor café. La razón de ser de esta casa-museo es la triste historia que le tocó vivir a los que la habitaron, y que Anne Frank, tan solo una niña, se encargó de transmitir al mundo.
Situada en la calle Prinsengracht 263, en el barrio de Jordaan, esta casa sirvió de escondrijo a la familia del comerciante judío Otto Frank durante la ocupación nazi de la ciudad de Amsterdam. Desde julio de 1942 hasta agosto de 1944, esta familia, junto con la familia Van Pels y un amigo, Fritz Pfeffer, permanecieron ocultos en las dependencias del fondo de la casa. La hija de Otto, Anne, cumplió los 13 años escondida en este refugio clandestino y, desde el día en el que entró, escribió un diario en el que relataba, desde el punto de vista de la niña que era, la historia de sus días en la ocultación. A este refugio, Anne lo llamaba “La casa de atrás” y se inventó una amiga imaginaria, Kitty, a la que dedica su diario.
Los pocos amigos que conocían el escondite ayudaron a la familia a sobrevivir durante todo este tiempo, proporcionándoles víveres y todo lo necesario para que aquel refugio se convirtiera en un hogar. El 4 de agosto de 1944, cuando todos en la casa realizaban sus tareas habituales en el obligado silencio, un oficial de las SS y tres policías holandeses entraron en el refugio. Los Frank habían sido delatados.
Todos ellos fueron deportados a los campos de concentración, y solamente el padre de la familia, Otto Frank, sobrevivió al exterminio. Al regresar a Amsterdam, una vecina le entregó el diario que Anne había escrito, y él quiso hacer saber al mundo de estas páginas.
En la actualidad, El diario de Anne Frank, o “La casa de atrás”, como es su título original, es el libro holandés más vendido de la historia, y la casa donde se escondieron, el museo más concurrido de Holanda, con cerca de un millón de visitantes al año.
En 1998 se volvió a acondicionar la casa. No es solamente un museo, sino el símbolo del sufrimiento de todo un pueblo. El refugio, “la casa de atrás”, conmueve a todos los que lo visitan, ya que se mantiene prácticamente igual que lo dejaron.
Es realmente emocionante ver cómo se conservan las fotos que Anne pegó en las paredes, o las rayas de tiza que Otto pintaba en la pared para marcar cómo crecían sus hijas. Además, se puede ver un mapa de Normandía donde señalaban el avance de los aliados, esperando la victoria, y otros objetos personales. Además, tienes la posibilidad de ver expuestas copias del diario, compuesto por varios cuadernos y algunas hojas sueltas.
Poco podía imaginar la jovencísima Anne Frank que su diario personal daría la vuelta al mundo y emocionaría a tantas personas muchos años después. Para sentir más cercana su historia, que ha hecho historia, y escuchar el silencio lleno de significado de estas paredes, te recomendamos pasar por aquí al menos una vez en la vida.
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