Si hasta ahora te ha sorprendido el carácter tranquilo de la ciudad de Amsterdam, espera a ver este íntimo rincón al que se accede desde la calle Spui. 

Se trata de un patio histórico, rodeado de coquetas casas, con una pequeña iglesia medieval, y lleno de césped, árboles centenarios y flores. En esta pequeña joya del centro de la ciudad se halla también la casa más antigua de Amsterdam.

Te parecerá que al entrar en el Beguinaje haces un auténtico viaje al pasado, ya que, pese a que cada día son más los turistas que lo visitan, se mantiene la paz y el silencio de la aldea de beguinas que lo habitaba en la edad media. 

Las comunidad de beguinas residía en este lugar, y se dedicaban principalmente al cuidado de los enfermos y las personas mayores. No eran monjas ni vivían reclusas en un convento, pero habían hecho el voto de castidad,y de obediencia a Dios, aunque pudieran revocarlo y dejar el Beguinaje para casarse. 

Se cree que esta aldea fue fundada en 1346 en un terreno que, por entonces, era el límite exterior de la ciudad. Se trata del único patio interior de la Edad Media, y por eso se encuentra en el interior del canal Singel, el más interno de los canales circulares de la ciudad. 

El suelo del Begijnhof está un metro por debajo del  resto del centro histórico, ya que ésa era la altura de las calles en el medievo. Por entonces, también, el canal de defensa, describía una curva rodeando completamente el huerto de las beguinas. 

Con el tiempo, durante la segunda mitad del siglo XIV e inicios del siglo XV, el Beguinaje adquirió mayores dimensiones, con la adquisición de unos terrenos al sur del patio que se conserva hoy, y en los que se construyeron gran cantidad de viviendas. 

Pero poco duró esta expansión, ya que los desoladores incendios que destruyeron la ciudad en 1421 y 1452 terminaron con buena parte del Beguinaje. Las beguinas, sin embargo, no lo dieron por perdido y, durante los siguientes años, se llevaron a cabo tareas de reconstrucción. Incluso en el año 1511 el Beguinaje fue de nuevo ampliado y las casitas se extendieron a lo largo del canal. 

Con posterioridad, especialmente en los siglos XVII y XVIII se restauraron integralmente las fachadas de las casitas del patio, anteriormente de madera. Éstas mantienen el estilo de las casas típicas de Amsterdam, y enfatizan el carácter privado del patio. Pese a todo, no forman una fila única y homogénea, sino que cada una conserva su individualidad dentro del conjunto. 

En el número 34 del Begijnhof se encuentra la que dicen que es la casa más antigua de Amsterdam, llamada la Houten Huis, cuya traducción es la Casa de Madera. Pese a haber sufrido un proceso de restauración, es de las últimas casas de madera que existen en el centro de Amsterdam. Con su particular gablete puntiagudo, data de 1460 y es, con probabilidad, de las casas más antiguas de toda Holanda. 

A parte, en el patio podrás visitar dos iglesias, también rehabilitadas. La primera, de estilo gótico, fue inicialmente construida hacia el año 1400. Cuando en 1578 llego la Reforma Calvinista, la del Beguinaje fue la única iglesia católica que quedó, ya que se trataba de una propiedad privada de las beguinas. Sin embargo, en seguida tuvo que ser cedida a los reformados e incluso actualmente es la iglesia presbiteriana de la ciudad. 

En frente de esta iglesia, y confundida con las otras casas, se encuentra una pequeña iglesia clandestina. Es obra del arquitecto Philip Vingboons, que en 1671 la alzó y fue consagrada a los santos Juan y Úrsula, patrones de las beguinas. 

El Begijnhof es un lugar único, tan especial que, si cierras los ojos, puedes casi escuchar tiempos pasados, con las beguinas paseando a los enfermos, o el rumor de las hojas de los árboles, ahora centenarios, cuando todavía eran jóvenes. Ni el traqueteo de los tranvías, ni las bocinas de los coches o las bicicletas se escuchan en este remanso de tranquilidad.