Aunque pueda parecerte extraño que coloquemos un gran centro comercial entre los puntos de interés turístico de la bella capital holandesa, la realidad es que el Magna Plaza es un edificio que merece una visita. Independientemente de que salgas de aquí cargando decenas de bolsas y una perjudicada tarjeta de crédito, lo que seguro te vas a llevar es una instantánea de este espectacular edificio que llama la atención en pleno centro de Amsterdam. 

Todos los turistas se paran a admirar la fachada de esta colosal construcción, que cuenta ya con más de cien años de historia, puesto que se erigió entre 1895 y 1899. La función de este edificio, en sus inicios, distó bastante de ser un centro de referencia comercial de los holandeses, ya que fue la sede de la Oficina Central de Correos. 

Como en el caso de otras construcciones en la ciudad, de nuevo como algo muy propio del siglo XIX, se recuperan estilos de antaño, y en la fachada del Magna Plaza podrás adivinar las señaladas marcas neo-renacentistas, así como los elementos románticos propios de la época y, sobre todo, los apuntes del estilo neo-gótico, recordando, en algunos aspectos, a las Casas del Parlamento de Londres. 

El arquitecto que lo proyectó, Cornelis Hendrik Peters no escatimó en los elementos decorativos, hecho que fue muy criticado por las clases obreras que, en el momento de su construcción, copaban el vecino barrio de Jordaan. Sus torres rematadas con coronas en forma de pera le otorgaron el sobrenombre, en un inicio despectivo, de “perenburg” (burgo de las peras). Sin embargo, parece que no todos opinaban lo mismo ya que, desde 1992, este edificio está considerado como uno de los diez más bellos de la ciudad. Y es que ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito. 

La Oficina Central de Correos estuvo alojada en este magnífico envoltorio hasta finales de los años 80. En su lugar, las autoridades locales decidieron promover la creación de un lujoso centro comercial, acorde con la estructura que debería albergarlo. Hasta entonces, pequeños comercios, algunas cadenas e hipermercados aparecían en las calles de la ciudad, pero Amsterdam no contaba, todavía con un centro comercial en condiciones, algo que se consideraba ya altamente necesario.

A inicios de los 90 se convocó un concurso para la reestructuración y renovación del edificio, y fueron los arquitectos neerlandeses Ruijssenaars y Loreakker los que reforzaron sus cimientos y adecuaron el espacio para su nuevo uso como centro comercial. Su tarea no fue fácil, ya que debieron mantener los 5500 metros cuadrados del edificio fieles a la estética original, ya que se trataba de un lugar muy apreciado por todos. En 1992 el sueño estaba hecho realidad y se inauguraba el Centro Comercial Gran Plaza. 

En la actualidad, las cuatro plantas de este edificio del siglo XIX albergan cientos de tiendas de moda, decoración, juguetes o jovería, y sus galerías están repletas de cafés y restaurantes.

Una gran cúpula de cristal deja entrar la luz que incide, resplandeciente, sobre los lustrosos escaparates.

Compres o no, el edificio de la antigua Oficina Central de Correos es una visita muy recomendable por su interés artístico y arquitectónico. Quizá debido a su estratégico emplazamiento, es uno de los puntos más visitados de la ciudad.