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Museo Amstelkring

Museo Amstelkring (7)

Ellos mismos se lo preguntan: “¿es un museo?, ¿es una casa?, ¿una iglesia?, ¿o acaso es una pequeña capilla escondida en un ático?”. El Museo Amstelkring, uno de los más particulares de la ciudad, es todo eso. 

Se encuentra a pocos metros de la Oude Kerk, y pese a ser de los museos más pequeños de Amsterdam, podríamos afirmar que se trata de uno de los más atractivos. 

Viendo la fachada del edificio nunca dirías lo que se esconde tras la que aparenta ser una tradicional casa de comercio de principios del siglo XVII.  

La historia de esta particular casa-museo empieza en el año 1661, cuando fue adquirida por un acaudalado mercader, Jan Hartman. La propiedad se compone de la casa que da al canal y dos casas traseras. Mediante algunas reformas, se unieron los terceros pisos de las dos casas traseras y se creó una especie de ático, que da también al canal.

El propietario, católico, decidió convertir este ático en una capilla privada y clandestina, ya que en la época sólo se podía practicar públicamente el protestantismo. Esta pequeña capilla se consagró al patrón de Amsterdam, San Nicolás. Te resultará curioso conocer que, debido a su ubicación en la casa, la pequeña capilla recibió el nombre de “Nuestro Señor del granero”. 

Otro signo de la necesidad de practicar clandestinamente la religión católica lo revela el altar de la iglesia. Se trata de un ejemplar parcialmente plegable muy práctico, ya que, en caso de que en el momento de la misa hubiesen llegado los protestantes, el altar desaparecía tras un tabique con la rapidez del rayo. Una auténtica obra de ingeniería religiosa de pequeño formato. 

La pequeña iglesia se mantuvo activa hasta 1887, año en que se consagró a San Nicolás una iglesia mayor en la ciudad, frente a la Estación Central.

Es en este momento en el que termina la historia de esta casa señorial como iglesia y empieza, en tan solo un año, como museo. Y es que, con el fin de que la casa no acabase demolida, ésta fue comprada por un grupo de devotos católicos de la ciudad. Solamente un año más tarde, “Nuestro señor del granero” se abrió al público como museo.

Si decides visitar este pequeño monumento, el segundo museo más antiguo después del Rijksmuseum, no sólo vas a encontrarte con la capilla escondida en el ático. El interés que tiene es mucho mayor.

Como casa señorial, expone auténticos salones de lujo de los siglos XVII y XVIII.  Uno de ellos, en la primera planta, fue reformado por Jan Hartman cuando adquirió la casa. Con gusto exquisito, decoró la sala, que le servía para recibir a sus invitados, con todo el lujo clasicista, con el fin de revelar así su estatus. 

Además, podrás ver la alcoba del cura y una colección de arte sagrado, que incluye objetos y pinturas religiosos y finas piezas de plata. 

Y un último detalle para que tomes nota: si estás planeando tu boda religiosa y buscas un lugar realmente especial, esta iglesia ofrece este servicio. Aunque, ahora que conoces las pequeñas dimensiones de “Nuestro señor del granero”... ¡ya puedes ir pensando en reducir la lista de invitados!

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