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En pleno centro histórico, rodeando a la Antigua Iglesia de la capital, se encuentra el Barrio Rojo, uno de los lugares más famosos y más visitados de Amsterdam, y no precisamente por su interés arquitectónico.
Si hay monumentos en estas callejuelas son los cuerpos de las prostitutas que se exhiben día y noche en escaparates, llamando a los visitantes, sonriendo o, en caso de aburrimiento, hasta hablando con sus teléfonos móviles, o haciéndose las uñas con esmero.
La imagen es tan impactante que, sobre todo por las noches, este distrito se llena de turistas atraídos por la curiosidad o por el morbo. En ocasiones, el panorama parece incluso un espectáculo de feria. Y es que estas calles se llenan de decenas de personas que señalan a un escaparate y a otro, entre risas y caras de asombro, y otros tantos grupos de adolescentes, en viaje de final de curso, que bajan la mirada, tímidos, cuando las prostitutas les dedican una sonrisa. Y eso que es sólo una sonrisa.
Pero no todo son anécdotas inocentes y graciosas en este barrio ya que, sobre todo debido a la gran afluencia de turistas despistados, los carteristas procuran hacer su agosto cada noche, por lo que debes tener cuidado con esto.
La oferta relacionada con el sexo no se limita solamente a la prostitución, sino que el Barrio Rojo está lleno de locales que ofrecen espectáculos eróticos, y de sex shops que venden desde preservativos de colores y lubricantes hasta los objetos más estrambóticos y que, una vez sospeches su uso, te van a hacer sonrojar.
Amsterdam adopta una actitud abierta, tolerante y sincera respecto a temas como la prostitución o la pornografía. Será porque, como todas las ciudades portuarias, lo ha vivido en sus propias carnes. O en sus propias calles, mejor dicho.
Con la llegada masiva de marineros y comerciantes que desembarcaban en la ciudad durante el siglo XV, Amsterdam intentó alejar a las prostitutas del centro. Más tarde, con la Reforma, se intentó prohibirla por todos los medios. Sin embargo, fue Napoleón quien abordó el tema desde una perspectiva distinta por primera vez. Cuando sus tropas ocuparon Holanda, se intentó regular la prostitución y asegurar los controles médicos a las que se dedicaban a ello.
La evolución fue casi involución, porque en el siglo XIX circulaba una teoría de lo más curioso. Resultaba entonces que la abstinencia sexual, solamente en el caso del hombre, era perjudicial para la salud. Para ello, era necesario que las mujeres, solamente las de clase baja, se dedicaran a prostituirse como función social.
Y con las prostitutas, llegaron los proxenetas y las madams que las explotaban y vivían a costa de ellas. Para evitarlo, en 1911 se dictó una ley que prohibía instalar burdeles y vivir a costa de la prostitución de un tercero.
Al contrario de lo que se cree, no fue hasta octubre del año 2000 cuando se legalizó totalmente la prostitución, contando con un total respaldo popular. Antes, durante los 60, 70 y 80, ésta era aceptada por fuerzas del orden y gobernantes, pero se mantenía todavía la prohibición sobre la instalación de burdeles, hecho que dificultaba sobremanera la regulación y los controles.
En la actualidad, las prostitutas están registradas como cualquier trabajador, pagan sus impuestos y están asistidas por la Seguridad Social. Como en todas partes, sin embargo, todavía no se puede hablar de una total aceptación por parte de la sociedad, y es que hay gustos para todo.
Todavía queda pendiente el saber por qué se le llama distrito rojo a esta zona, aunque si pretendes visitarlo por la noche, cuando el ambiente se multiplica, vas a deducirlo rápidamente. En los alrededores de la iglesia, en las plazas y callejones, muchas ventanas están bañadas con luces rojas de neón. Se trata de un sugerente código: en aquel lugar, se ofrece el servicio de una prostituta.
Por eso, cuando te sitúes en el extremo de una calle y veas, hasta el horizonte un rastro de luz roja que se repite ventana tras ventana, entenderás el por qué de tanta fascinación por este barrio. Y es que no es para menos.
Sin embargo, no se te ocurra sacar la cámara de fotos si no quieres meterte en un lío. Es una pena no tener un documento gráfico, pero tendrás que guardar la impresionante instantánea en tu recuerdo.
Begijnhof (14)
El Barrio Rojo (8)
Hortus Botanicus (43)
Magna Plaza - Antigua Oficina Central de Correos (46)
Plaza de Spui y el Mercado de Libros (16)
Rembrandtplein (27)
Tuschinski Theater (50)
Bloemenmarkt - Mercado de las Flores (23)
El encanto del barrio de Jordaan (37)
Leidseplein (45)
Mercado de Albert Cuypstraat (41)
Portuguese Synagogue (18)
Sint Nicolaaskerk - Iglesia de San Nicolás (48)
Vondelpark (33)