Es indiscutible que Vicent Van Gogh es uno de los artistas más famosos de todos los tiempos. Con sólo diez años de carrera, marcó la historia del arte y, en la actualidad, sus cuadros son conocidos por todos. El Museo Van Gogh acoge una colección impresionante con casi la totalidad de la obra del pintor holandés, hecho que atrae, año tras año, a millones de visitantes. 

El museo se organiza en dos edificios: el principal, de 1973, diseñado por el arquitecto Gerrit Rietveld y que en la actualidad sólo acoge la colección permantente; y el Ala de Exhibiciones, finalizada en 1999 por el arquitecto Kisho Kurokawa, y que está destinada a las exposiciones temporales. 

Desde su construcción, el museo ha sufrido varias reformas, remodelaciones y cambios en los edificios, pero se ha dado especialmente en el principal. 

Su arquitecto, Rietveld, murió antes de terminar la construcción, y el proyecto fue completado por sus compañeros. Rietveld formaba parte del famosos movimiento de De Stijl y, como tal, proyectó formas geométricas, trabajó con la luz y los espacios abiertos. Una de las virtudes del museo, arquitectónicamente hablando, es la gran escalera central, por la que entra la luz inundando todas las galerías.

Respecto a la colección que alberga el Museo Van Gogh, ¿qué podemos decir? El artista despierta pasiones y odios, como su torturada personalidad, pero no deja a nadie indiferente. Visitar el museo es una de las citas indispensables de la ciudad y podemos asegurarte que merece la pena. 

En las amplias galerías podrás conocer la vida y obra del artista. Una no se entiende sin la otra, por ello las indicaciones biográficas son de mucha ayuda para el visitante. Vicent Van Gogh escribió cientos de cartas a su hermano Theo y a otros familiares y amigos. Esta válvula de escape para el pintor ayudó a muchos historiadores del arte a entender su obra. En el museo, en muchas ocasiones, se utilizan fragmentos de estas cartas para contextualizar las obras, hecho que le da un toque entretenido y original. Las cartas a su hermano Théo son realmente conmovedoras, se publicó un libro con todas ellas que se llama “cartas a Théo”, y es un buen libro para comprender un poco más a Van Gogh y su arte.

A parte de las fotografías, objetos personales, filmes y recursos bibliográficos y de internet, el museo expone 200 telas y 550 dibujos repartidas en tres pisos, clasificados por temas y por orden cronológico. 

En menos de diez años Vincent Van Gogh compuso su obra. Su primera tela data de 1881 y, a su muerte en 1890, había pintado 879 cuadros, más de 1000 dibujos y gran cantidad de acuarelas. Esta intensidad creativa se divide en diferentes fases. Pasando incluso por una grave crisis que desemboca en la automutilación de la oreja y finalmente con la decisión del suicidio.

Entre las obras que podrás ver se encuentran sus primeros estudios de campesinos en Holanda, como la obra Comiendo patatas, su etapa parisina, en la que abundan los autorretratos, la de Arlés, con la obra La habitación y una serie de Girasoles, y, por último, Saint-Rémy y Auvers, en la que destaca Campo de Trigo con cuervos, una de sus últimas obras.

También hay obras de parientes, amigos y contemporáneos de Van Gogh que de una u otra forma influyeron en su vida y obra.

Te recomendamos que alquiles la audioguía que te ofrece el museo, para aprovechar aún más tu visita. 

Si quieres ampliar más información sobre Van Gogh y su época, en el segundo piso del museo se hallan mesas con libros y ordenadores con libre acceso para los visitantes. 

En la planta baja encontrarás la tienda del museo es muy completa y un lugar perfecto para comprar recuerdos más originales que los clásicos souvenirs. Vale la pena, además,  la recaudación se destina a la compra de nuevas obras para el museo.