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Hospital Sant Pau

Hospital Sant Pau (63)

Paseando por el modernismo catalán, vas a descubrir obras de todo tipo: casas de veraneo, fábricas, oficinas e incluso un gran hospital.

Heredero del antiguo Hospital de la Santa Creu (Hospital de la Santa Cruz), fundado en 1401 con la fusión de los seis hospitales que había entonces en la Barcelona amurallada. A finales del siglo 19, debido al crecimiento de la ciudad, el hospital queda pequeño y se plantea la construcción de un nuevo edificio. Y se elige la parte alta de la ciudad, en busca de una localización mucho más aireada y saludable.

Proyectado en 1902 por el famoso Lluís Doménech i Montaner, el mismo arquitecto del Palau de la Música, se construyó, como era habitual en la época, gracias a una donación. En este caso, de un gran banquero: Pau Gil.

La historia del hospital evidencia desde su origen la conciencia cívica de los barceloneses que, con su trabajo personal, legados y donaciones de todo tipo han contribuido, aún actualmente, al sostenimiento de la institución.

El conjunto, el más grande de la arquitectura modernista catalana, se extiende en una pendiente, perfectamente orientada al sur, y no fue terminado hasta 1930. Para respetar la voluntad del mecenas, se añadió su nombre Pau (Pablo) al del hospital, el cual a partir de entonces se llamó Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, aunque popularmente se le conoce por Hospital de Sant Pau.

Doménech i Montaner, condicionado por un riguroso programa higiénico-arquitectónico, estudió para la construcción del Hospital las edificaciones hospitalarias que se desarrollaban en toda Europa, de esta manera decidió que realizaría una obra de pabellones aislados, unidos entre sí por una galería subterránea.

Consta de un edificio principal dedicado a la administración, y de 27 pabellones (de los 48 proyectados inicialmente), en los que se desarrollan las tareas médicas y de enfermería. 

Además de los diferentes pabellones, y el gran pabellón central, al que se puede subir por una gran escalinata que lleva también hasta la Biblioteca-Museo, en un espacio separado se encuentra la iglesia, que resulta impresionante.

Todos los pabellones son diferentes, y pasear entre ellos, cruzándote con médicos, enfermeras y estudiantes, es una experiencia agradable y hace pensar que la salud puede tener un entorno más amable.

De hecho, el gran objetivo de este conjunto era crear el mejor espacio para la recuperación de los enfermos. Alegres construcciones de ladrillo visto, rematadas por vidrieras, forjados, esculturas y azulejos multicolores. Numerosos artistas y artesanos colaboraron en su ornamentación. Los principales fueron Pau Gargallo y Eusebi Arnau, quienes realizaron las numerosas esculturas, figuras y relieves del conjunto, Francesc Labarta y Mario Maragliano, quienes diseñaron las pinturas, mosaicos y cerámica vidriada, y Josep Perpinyà, que se hizo cargo de los elementos de hierro forjado.

En el eje central del Hospital se encuentra el pabellón de cirugía, que conecta con todos los demás por galerías subterráneas. Aparentemente aislados, los pabellones están conectados por el subsuelo. Toda una amplia red de pasillos y estancias subterráneas, pensadas para trasladar rápidamente a los enfermos, albergar despachos médicos, salas de reconocimiento y dependencias de servicios. En la fachada norte del pabellón podrás contemplar tres ábsides de cristal que corresponden a los tres quirófanos proyectados por Doménech.

En medio del recinto encontrarás el edificio del Convento, obra del hijo del arquitecto, Pere Doménech de estilo novecentista. Está formado por tres cuerpos unidos entre ellos por pasos elevados. Su función era la de abastecer de servicios al Hospital, pues alojaba la cocina y la farmacia, además del convento de las monjas que cuidaban de los enfermos.

Domènech i Montaner diseñó los pabellones mirando al sol y creó un gran jardín con plantas medicinales y aromáticas para que ayudara a los enfermos en su convalecencia. Actualmente los jardines ocupan un espacio mucho menor que el proyectado al principio, pero si paseas un poco, seguro que reconocerás alguna especie.

Arquitectónicamente, el espacio recuerda una serie de capillas, aparte de su propia y magnífica iglesia particular, podrás apreciar numerosos adornos y símbolos de la tradición cristiana. En especial en el pabellón de la administración. Su torre central –la Torre del Reloj-, precedida de una escalinata y rematada con una aguja que apunta al cielo, es realmente imponente. 

El hospital ha ido ampliando sus instalaciones, tanto por el número de pacientes, como por la creciente actividad docente, ya que el hospital tiene hoy en día carácter universitario. La última ampliación fue en el año 2003 con la construcción de un moderno edificio de más de 80.000 m2. Y además, alberga un importante Museo de Medicina. 

En 1997, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Es una de las instituciones hospitalarias más antiguas de Europa, ha cumplido más de 600 años.

No pierdas la oportunidad de visitarlo, es la muestra clara de que el arte puede encontrarse en cualquier rincón de la ciudad, en este caso, un hospital.

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Recinte Modernista de Sant Pau

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