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Muralla romana

Muralla romana (18)

La muralla romana de Barcelona se levantó entre el año 270 y el 310 por el magistrado Coelius, probablemente sobre restos de otra muralla aún más antigua y convirtió a Barcino en una de las más grandes fortificaciones del occidente romano. 

Estas murallas defendieron la ciudad durante más de 600 años y quizás gracias a ella Barcelona, hoy sea la capital de Catalunya.

Su perímetro de trazado octogonal es de más de 1.300 metros, con una ciudadela orientada hacia el mar y con 74 torres que, salvo en la zona de la Plaça Nova, nunca tenían más de 8 metros de separación entre ellas. Por eso, Barcelona fue conocida como la ciudad coronada.

Casi todas estas torres eran de planta rectangular y de unos 18 metros de altura, dos pisos más altas que el camino de ronda de la muralla, y arriba de todo tenían ventanas de medio punto para vigilar al enemigo y poder utilizar las máquinas de guerra.

Como muchas ciudades romanas, existieron cuatro puertas correspondientes a las dos vías principales que cruzaban la ciudad. Por un lado, el cardo o “cardo maximus” que la cruza con orientación norte-sur y el decumano o “decumanus maximus” que lo hace con orientación este-oeste. Estas dos calles se cruzan en la actual Plaça Sant Jaume, donde estaba el foro romano o centro de la ciudad, aunque el mercado estaba situado en la actual Plaça del Rei. 

De las 4 puertas, hoy sólo podemos ver parte de una de ellas en la calle Regomir, junto a la Catedral.

Desde la Plaça Nova, mirando hacia el Carrer del Bisbe podemos ver dos torreones romanos bien conservados. La muralla continúa por el carrer de la Palla, donde hay un pequeño tramo ganado hace pocos años que sirve de patio detrás de una reja moderna. 

Y si seguimos hacia la Plaça del Pi y cogemos la calle de la Boqueria, llegamos al Call que era la entrada de Barcelona desde el suroeste.

Otro tramo interesante de muralla romana lo encontrarás detrás del actual palacio de Correos, en la calle Correu Vell.  Quizás el tramo más destacable sea el que está en la Plaça de Ramon Berenguer, donde la muralla se integró en las construcciones de la capilla real de Santa Ágata y el Palacio Real Mayor y en su foso también podrás ver parte de la necrópolis romana.

Y para los amantes de las piezas únicas, muy cerca, en el Carrer Paradís número 10, en el interior del Centre Excursionista de Catalunya, hay una gran sorpresa: Los restos del templo romano de Augusto. 

Era un templo de 35 metros de largo por 17metros y medio de ancho. Rodeado por completo de columnas, y estaba dedicado al emperador Augusto.

Sólo quedan cuatro de las columnas, pero son los restos romanos mejor conservados de Barcelona.

El acceso para contemplarlas es gratuito, aunque no siempre se encuentra abierto el espacio donde se encuentran. 

Te recomendamos complementar la visita a las columnas, con la del Museo de Historia de Barcelona, situado en la planta baja de la Plaza del Rey, muy próximo a la calle Paradís. Este museo ofrece un recorrido por las ruinas romanas que se encuentran bajo la plaza, unos restos de gran valor arqueológico.

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