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Parc Güell

Parc Güell (59)

El Parc Güell es el lugar ideal donde pasear y dejarse sorprender con la imaginación de Antoni Gaudí. Para llegar hasta el parque has de coger el metro, bajarte en Lesseps de la línea 3 y luego caminar unos 20 minutos y gran parte es cuesta arriba. Si tienes dificultades en subir escaleras, quizás sea mejor que vayas en autobús, el número 24, hasta la puerta. Eso sí, para disfrutarlo tendrás que dedicarle medio día. Verás como merece la pena. Por eso en 1984 la UNESCO lo nombró Patrimonio de la Humanidad.

El gran mecenas de Gaudí fue Eusebi Güell, un empresario y político catalán miembro de la alta burguesía quien encargó al genial arquitecto varias obras donde tuvo absoluta libertad para desarrollar su gran creatividad. Y fue en 1900 cuando Eusebi Güell le propuso la construcción de un parque de más de 17 hectáreas en la entonces villa de Gracia, hoy unificada a Barcelona.

El proyecto inicial era construir una urbanización de lujo en las afueras de Barcelona con más de 80 viviendas unifamiliares diseminadas por un jardín inmenso y con estupendas vistas de la ciudad. En aquel entonces, la montaña era una zona casi sin vegetación, con grandes desniveles, suelo pedregoso y sin fuentes naturales. Y aunque parecía una obra imposible para la época, Gaudí consiguió solucionar todos esos inconvenientes, desde el aprovechamiento de las pendientes para crear caminos serpenteantes hasta la recogida de aguas pluviales. Gaudí tampoco quiso allanar el terreno para trazar caminos y aprovechó las irregularidades para proyectar senderos que decidió cubrir con soportales sostenidos por columnas inclinadas que nos recuerdan troncos de palmeras, realizadas con piedras de la propia montaña. 

El proyecto empezó con mucho entusiasmo pero a raíz de la Primera Guerra Mundial resultó ser un gran fracaso comercial y apenas se vendieron 2 parcelas. Actualmente en una de ellas encontramos la casa-museo Gaudí. 

En la entrada principal parte una doble escalinata y en medio encontramos el famoso dragón que muchas veces sirve como imagen icono al referirnos a Gaudí y representa la salamandra alquímica, que simboliza el elemento fuego. El revestimiento de toda esta zona es una de las técnicas características del arquitecto: baldosas rotas irregularmente acomodadas sobre superficies curvas.

Tras subir estos peldaños, llegamos a la “Sala de las 100 columnas”, un gran espacio cubierto sostenido por curiosamente 86 columnas dóricas que se retuercen para sostener la bóveda que parece estar en movimiento. Esta zona estaba pensada para albergar los puestos del mercado y proveer a los habitantes de la ciudad-jardín. Antes de seguir, no te olvides de alzar la vista y mirar al techo, donde encontrarás hermosos rosetones realizados con trozos de baldosas y cristales tantas y tantas veces plasmados en postales. Y si cuentas las columnas y los rosetones, suman 100, por lo que se cree que inicialmente, donde están los rosetones se habían planeado columnas.

Las columnas de esta sala sostienen parte de la gran plaza central del parque, llamada del teatro griego porque en el proyecto original iba a albergar un teatro. Es conocida y reconocida por sus 150 metros de bancos serpenteantes y coloridos. Popularmente se dice que para conseguir un apoyo anatómico sentó a una persona sobre el yeso y obtuvo así un perfil sobre el que después modelaron los bancos, para cuya creación Gaudí contó con la ayuda de otro arquitecto catalán llamado Josep Pujol. 

Pasear por el parque es una experiencia única porque podemos llegar a sentirnos dentro de un cuento. Te recomendamos caminar por los diferentes senderos y descubrir los distintos niveles que sin duda te sorprenderán. El espíritu de Gaudí está presente hasta en el mínimo detalle. Desde unas columnas inclinadas y retorcidas que sostienen una gran maceta hasta caminos ondulantes que te ayudan a encontrar un momento de paz, lejos del ritmo frenético del centro de Barcelona.

Al salir del parque, junto a la entrada, fíjate también en un pabellón destinado a ser la portería que también parece estar sacado de un cuento de hadas,  construido con piedras del mismo lugar, revestidas por mosaicos en su parte superior y con colores afines al entorno. Sus formas irregulares y su techo nos recuerdan las escamas de un monstruo guardián del parque. 

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