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En el contexto de un barrio que bebe de un pasado de conquistas, de un mar por explorar y de la bella arquitectura manuelina, este moderno edificio de Belém se ha convertido en el motor de la vida cultural en la actualidad.
Al inicio de su construcción, en 1988, se levantó una gran polémica entre los ciudadanos lisboetas. Y es que, situado entre el río Tajo y el monasterio de los Jerónimos, este edificio es una moderna bombonera tallada en piedra calcárea que, a priori y para los más conservadores, costaba encajar en el entorno idílico en el que se iba a ubicar.
Su construcción respondió a la necesidad de la ciudad de poseer un equipamiento arquitectónico que pudiera acoger, en 1992, la presidencia portuguesa de la Unión Europea. Con posterioridad a los 6 meses como sede de esa presidencia, el edificio debería convertirse en un polo dinaminazador de actividades culturales. De ahí, el transformarse en el Centro Cultural de Belém y ser un referente en toda la ciudad.
Tras la convocatoria de un concurso internacional, fue seleccionado el proyecto del arquitecto portugués Manuel Salgado y del italiano Vittorio Gregotti, con una propuesta de cinco módulos aunque, finalmente, sólo fueron construidos tres de ellos.
El centro es como una pequeña ciudad, compacta, con pasajes interiores, escaleras, terrazas con olivos, jardines con formas geométricas, pequeños lagos, puentes, rampas y, entre todas, destaca la Plaza del Museo. Y es que este especial edificio del barrio de Belém alberga el Museo do Design, que presenta las grandes corrientes creativas, con piezas desde 1937 hasta nuestros días.
Los tres módulos construídos son el centro de reuniones, el centro de espectáculos y el centro de exposiciones. El primero está pensado para acoger congresos, conferencias y todo tipo de encuentros. En el segundo caso, el centro de espectáculos es de los de mayor importancia de la ciudad. Se trata de un núcleo de producción y presentación de actividades culturales y artísticas, desde la proyección de una película a un espectáculo de ópera.
En último lugar, el centro de exposiciones se divide en cuatro galerías que muestran trabajos de diseño, fotografía y artes plásticas, entre otras disciplinas.
Aunque su aspecto es de un lugar austero, e incluso recuerda de algún modo a un fortín, si lo visitas en fin de semana disfrutarás de su bullicio y si tomas un café en cualquiera de sus terrazas podrás contemplar interesantes artistas callejeros.
Pese a la polémica inicial de su construcción, el Centro Cultural de Belém es ya una cita imprescindible del ambiente lisboeta y su vida cultural, y un oasis de modernidad en el encantador paraje del barrio que lo hospeda.
Avenida da Liberdade (21)
El Bairro Alto (27)
Elevador de Santa Justa (31)
Monumento a los descubrimientos (9)
Palacio Real das Necessidades (11)
Praça dos Restauradores (22)
Basilica da Estrela (14)
El Chiado, barrio de artistas (25)
Estación de tren Rossio (30)
Mosterio dos Jerónimos (4)
Parque das Nações (44)
Rua Augusta y Arco del Triunfo (32)
Aqueduto das Águas Livres (12)
Casa dos Bicos (35)
Elevador da Lavra (1E)
Igreja do Carmo (24)
Mirador de San Pedro de Alcántara (1G)
Panteón Nacional - Igreja de Santa Engrácia (39)
Plaza Marqués de Pombal (20)
Santo António à Sé (50)
Cais do Sodré (28)
Cemiterio dos Prazeres (29)
Estilo Manuelino (5A)
Jardim da Estrela (15)
Mirador de Santa Lucía (1H)
Parque Eduardo VII (19)
Praça da Figueira (48)
Teatro Maria II (30B)