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Si quieres ver uno de los conjuntos más espectaculares de la cerámica del siglo 17, no dudes en entrar. En las dependencias de este antiguo pabellón de caza, el lujo y la fastuosidad se muestran en impresionantes paneles de azulejo, y la provocación viene dada con la mezcla de los iconos sagrados, como ángeles y demonios. También se pueden disfrutar de escenas mitológicas o pasajes satíricos, en los que gatos y monos parodian el comportamiento humano. O motivos decorativos exóticos procedentes de la India. Una mezcla muy interesante.
Pese a que el palacio fue encargado por Dom João de Mascarenhas, el primer marqués de Fronteira, en 1640, la parte más antigua del edificio data del siglo 16 y, a su vez, hay partes que no se construyeron hasta el 18. Por lo tanto, tres siglos de arquitectura se dan cita en un único lugar.
Las joyas de la corona de la visita al palacio son los esplendorosos y rigurosamente cuidados jardines italianos, la antigua capilla, y la Sala de las Batallas, impresionantemente decorada con murales de azulejos del siglo 17.
Fíjate en la calidad artística de las escenas que representan la Guerra de Restauración, que tuvo lugar entre 1640 y 1668 contra los españoles, y en la que participó heroicamente el Marquês da Fronteira. En el Salón Comedor del palacio se exhiben también lujosos paneles de cerámica de estilo Delft, con escenas naturalistas.
Podrás apreciar que la fachada de la capilla, del siglo 16 está literalmente salpicada de trozos de vidrio, rocas, conchas y fragmentos de porcelana, que se incrustan decorativamente sobre los muros. La historia dice que en la fiesta de inauguración del Palacio se destrozó la vajilla para que no volviera a ser utilizada y mantener la exclusividad de su uso para la ocasión. Con los pedazos de los finísimos cuencos, copas y platos se creó esta original decoración.
En el exterior, su terraza alberga nichos con esculturas en mármol de personajes mitológicos y, de nuevo, pavimentos de azulejos con alegorías de los sentidos, las artes y las ciencias.
De nuevo las alegorías y los símbolos están presentes en el jardín, concretamente en los arbustos de boj podados cuidadosamente representando a las cuatro estaciones. Y bajo las aguas del pequeño estanque que aquí se halla, ¿qué crees que vas a encontrar? Efectivamente, un precioso fondo de azulejos que, esta vez, representa escenas familiares de la casa de Fronteira.
Situado cerca del Parque Florestal de Monsanto, este palacio merece tu visita, sobretodo si te gustan los azulejos.
Además, te gustará saber que entre sus jardines y azulejos, rodó Pilar Miró El perro del hortelano.
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