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Westminster Abbey - Capilla de Eduardo el Confesor - Capilla de Enrique VII

Westminster Abbey - Capilla de Eduardo el Confesor - Capilla de Enrique VII (80)

Son muchos los espacios de Westminster Abbey que cabría comentar, como por ejemplo el claustro, al que se accede desde el coro, o la espléndida sala capitular. Sin embargo, vamos a detenernos en dos capillas que no deberías dejar de visitar.

Por un lado, la muy significativa Capilla de Eduardo el Confesor. En este espacio se encuentra, situado encima de un pedestal decorado con mosaicos, el relicario que contiene restos de este rey, que fue canonizado en el siglo XII. Al igual que la mayoría de capillas de la abadía, la Capilla de Eduardo el Confesor fue, con el tiempo, rodeada de los  sepulcros de numerosos miembros de la realeza, como por ejemplo las de Leonor de Castilla y Enrique III, cuyas efigies, obra de William Torel, decoran el panteón.

Con todo, el elemento que singulariza de manera especial la capilla es la presencia de la Coronation Chair, un trono de roble que hizo traer como botín de guerra el rey Eduardo I cuando volvió de batallar contra los escoceses en 1296. En este  sillón, en el que se solía colocar la sagrada piedra de Scone, los soberanos de Escocia se sentaban para ser coronados. Desde 1308, año en que se le impuso la corona a Eduardo II, todos los reyes de Inglaterra y Gran Bretaña han sido coronados aquí. La última vez que se utilizó fue en 1953, cuando dicha ceremonia tuvo como protagonista a Isabel II.

Una vez hayas visto este rústico trono cargado de historia, puedes acercarte a la vecina Capilla de Enrique VII, que se encuentra en el ábside y sustituyó a la antigua Lady Chapel del siglo XIII. 

Frencuentemente descrito como el espacio más bello de Westminster Abbey, este oratorio, concluido en 1519, se diferencia del resto de la arquitectura de la abadía y demuestra la voluntad del primero de los monarcas de la dinastía Tudor de ofrecer una muestra simbólica de su poder. 

Decorada de manera exuberante, con diferentes tallas, hermosas nervaduras y símbolos de la nueva dinastía, sorprende la prodigiosa bóveda de abanico que la cubre. A los lados de la nave central se encuentran tallas de los Cabelleros de la Orden de Bath, sobre las que cuelgan armas y diferentes banderas.

Detrás del altar podrás observar la espléndida tumba de Enrique VII y su esposa, Isabel de York, obra del escultor renacentista Pietro Torrigiani. También se encuentra en esta capilla el panteón que comparten Isabel y María Tudor

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