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Leadenhall Building

Leadenhall Building (109)

El edificio Leadenhall, conocido popularmente con el sobrenombre de “rallador de queso” por su característica forma de cuña, empezó a construirse en el otoño de 2011 y se inauguró en julio de 2014, aunque la inauguración oficial no sería hasta el 19 de octubre de 2015, con la presencia del duque de Cambridge y el príncipe Enrique como invitados de honor. Por su original diseño y personalidad se le concedió en 2015 el premio de “Edificio del año de la ciudad de Londres”. 

El Leadenhall forma parte de los varios rascacielos que están transformando el skyline de la City. El emplazamiento actual del edificio Leadenhall lo ocupaba hasta su demolición, en 2007, un edificio de oficinas de 54m de altura construido en los años 60. A principios de los 90 un explosivo del IRA lo dejó con graves daños materiales, por lo que tuvo que ser revestido de nuevo. Y tras firmar un contrato de 16 millones de libras esterlinas, se decidió demolerlo y levantar un nuevo rascacielos.

Situado en plena City de Londres y muy cerquita de la St. Paul’s Cathedral, sus 225 metros de altura lo convierten en uno de los rascacielos más altos de Londres. Fue diseñado por el arquitecto británico Richard Rogers para ser ubicado al lado de su otra célebre construcción, el edificio Lloyd’s, sede del mercado de seguros Lloyd’s of London. En su construcción se han utilizado las últimas innovaciones en cuanto a técnicas de construcción se refiere, así como la friolera de 18.000 toneladas de acero, 70.000 metros cuadrados de vidrio y 483 km de cable. Y lo más alucinante es que solo se tardan 30 segundos para subir sus 45 pisos, o lo que es lo mismo, los ascensores suben a una velocidad de 8 metros por segundo. No es de extrañar que sean los ascensores panorámicos más rápidos de Europa. Y sigamos con cifras curiosas… La construcción de este edificio de oficinas creó 9.800 puestos de trabajo, una cifra nada desdeñable si tenemos en cuenta que se construyó en plena crisis financiera, y requirió 2.669.586 horas de trabajo en los 2 años que tardó en construirse. 

Tanta tecnología punta no le eximió, sin embargo, de sufrir algún que otro percance, como el que sucedió al poco de su inauguración (entre noviembre de 2014 y enero de 2015), al soltarse hasta 3 tornillos de casi un metro de largo de la estructura exterior. Por suerte no hubo que lamentar la pérdida de vidas humanas, aunque los londinenses se llevaron un buen susto. Pero a decir verdad, los ciudadanos de la capital británica ya deben estar curados de espantos después de ver tambalearse el puente del Milenio durante el primer fin de semana que estuvo abierto al público, o de observar impávidos como los coches aparcados en las inmediaciones del edificio Fenchurch se derretían por culpa de un efecto lupa creado por su curvada fachada.

No pases por alto el encanto de este edificio, cuya arquitectura ha sido merecedora de un importante premio y que, sin ninguna duda, ya forma parte de la historia de Londres.

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