El National, como muchos lo llaman, es más un laboratorio de experimentación dramática y cultural que un simple espacio teatral. El edificio, situado en una zona culturalmente muy rica en la orilla sur del Támesis, fue diseñado por Denys Lasdun e inaugurado en 1976.
Sin embargo, la compañía ya se había formado bajo la batuta del mítico actor Laurence Olivier en 1963. Mientras no tuvo su propia sede, el cuartel general de la compañía del National estuvo en el Old Vic.
Hoy en día, este hervidero intelectual dispone de 3 espacios para las representaciones. La sala Laurence Olivier, con capacidad para 1120 espectadores, es el espacio principal. Situado sobre el foyer del teatro, es un moderno auditorio en forma de abanico a imagen del teatro griego de Epidauro. Sin embargo, estos ecos de la antigüedad se combinan con la más moderna tecnología, concretada en el Drum Revolve, un sofisticado mecanismo colocado bajo las tablas que permite rápidos y fluidos cambios de escenografía. Pese a su enorme tamaño, se dice que transmite al espectador un alto grado de intimidad.
En segundo lugar se encuentra la sala Lyttleton, un espacio convencional a simple vista, pero dotado de una sutil precisión en lo que a acústica y ángulo de visión se refiere. La ausencia de pilares y el peculiar diseño de la sala permite, según los responsables del Royal National Theatre, que cada uno de los 890 espectadores tenga exactamente la misma calidad de visión.
Finalmente, 300 son los espectadores que puede acoger la sala Cottesloe, reservada a las piezas más experimentales. Este habitáculo rectangular de paredes oscuras es una caja de sorpresas. Su extrema adaptabilidad hace que la distribución de las butacas sea distinta en cada espectáculo.
El programa del National ofrece una mezcla única. Pues combina las obras clásicas más reconocidas con montajes de vanguardia. Un reflejo de la propia cultura británica, donde se mezcla lo más tradicional con las últimas tendencias.
Su compromiso va, además, más allá del momento en el que cae el telón, ya que aquí se ofrecen numerosas actividades como cursos, conferencias, exposiciones y visitas guiadas.
El complejo del Royal National Theatre cuenta también con una librería y diversos restaurantes y cafés que convierten la experiencia teatral en una vivencia con auténtico encanto.
