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La Corrala

La Corrala (14)

Si llevas unos días visitando palacios y conventos, ya te habrás hecho una idea de lo bien que vivían los reyes y la iglesia. 

Al pueblo, por el contrario, le tocaba sobrevivir de forma más humilde. Sus casas eran barracones, o pequeñas construcciones de madera, o en el mejor de los casos, de ladrillo. Con todo, el tipo de vivienda popular más característica del Madrid del siglo pasado se conoce con el nombre de Corrala. 

Una corrala es una típica casa de vecinos de Madrid, con galerías que dan a un gran corredor, o patio central. 

Se calcula que aún existen unas 500 en Madrid, repartidas por los barrios de Lavapiés y de La Latina. 

Este tipo de vivienda comenzó a construirse en el siglo 16, aunque su apogeo no llegará hasta el siglo 19. Respondía a la necesidad de acomodar a la clase obrera que llegaban a la capital de España. Entonces, una Corrala cumplía la misma función que los bloques de pisos que se construyen hoy en día en el extrarradio de las grandes ciudades; ubicar en un mismo edificio cuantas más viviendas mejor. 

Por norma, las viviendas de una corrala nunca superaban los 30 metros cuadrados, y generalmente se tenían que compartir los baños. 

Eran viviendas estrechas donde llegaban a vivir hasta dos familias juntas para poder pagar el alquiler. Además la mayoría no tenían ni agua corriente ni luz y su pésima ventilación impregnaba al edificio de un olor nada gratificante. 

De todas formas, la característica propia de una corrala como tal, es que todas sus viviendas asoman a un patio central. En este espacio común, evidentemente, se organiza mucha vida social, desde pequeñas reuniones de vecinas, bailes y verbenas, hasta multitudinarias obras de teatro.

Como te podrás imaginar, estos patios multiplicaban el ruido y eliminaban gran parte de la intimidad familiar. En ese sentido, era el lugar menos indicado para llevar una vida tranquila y apacible. Las corralas resultaban ser siempre un auténtico follón vecinal, para que nos entendamos.

Así, las discusiones, las críticas, los corrillos, y las idas y venidas por el patio central han sido parte de la tradición urbana del Madrid más popular, y tal vez hayan tenido algo que ver en el carácter locuaz y extrovertido de muchos madrileños. 

Además, la vida en las corralas inspiraría a numerosos autores de la época, siendo inmortalizada en novelas como Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós, entre otras.

Si te apetece visitar una, la más famosa tal vez sea la de la calle Sombrerete. Fechada en el 1839, es la típica construcción humilde de ladrillo y madera, estructurada alrededor de un gran patio que da a la calle Mesón de Paredes. En 1977 fue declarada monumento nacional, gracias a lo cual su estado de conservación es óptimo. 

El ayuntamiento ha querido recuperar la función social que desempeñaron. Así, en la de la calle Sombrerete se aprovechan los patios interiores para celebrar representaciones de zarzuela las noches verano.

Si acudes a una de estas representaciones, te encontrarás con mucho nostálgicos del Madrid antiguo, saborearás el ambiente popular de una auténtica corrala además de pasar una velada distinta y muy original. 

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