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Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (33)

La Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando es como un museo del Prado pero en pequeño. No le faltan obras de Goya, de Velázquez, del Greco o de Zurbarán. Sin duda, es uno de los grandes tesoros artísticos de Madrid que, por aquellos misterios del mundo del turismo, ha quedado tristemente relegado a un segundo plano. Las guías olvidan este museo y hacen mal. Si eres de los que se agobian por el tamaño de algunos museos, y prefieres saborear una selección de los mejorcito de la historia del arte, la academia de San Fernando tiene pinta de ser tu museo.

La historia de esta real academia se inicia con la llegada del primer rey Borbón. El monarca Felipe V quería refinar los gustos artísticos de la corte española y anhelaba para Madrid una academia de bellas artes similar a las que ya existían en otros estados europeos. Así, el 13 de Julio de 1744, Felipe V funda la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Fernando, para la promoción y el estudio de la arquitectura, de la escultura, y como no, de la pintura.

Sin embargo, la academia no abrirá de manera definitiva hasta el reinado de su hijo Fernando VI. El 12 de abril de 1752, Fernando VI promulga un Real Decreto que hace de la academia una auténtica institución real con capacidad para operar de forma permanente. La institución pasará a llamarse Real Academia de Nobles Artes de San Fernando.

En 1773, durante el reinado de Carlos III, la sede de la Academia se traslada a su emplazamiento actual de la calle de Alcalá. El edificio, obra de José Benito Churriguera, se construye entre los años 1724 y 1725 como casa-palacio de don Francisco Miguel de Goyeneche, conde de Saceda. El palacio también había servido de Estanco de Tabacos y de Gabinete de Historia Natural, hasta convertirse finalmente en sede de la Academia. 

Aún así, para albergar en condiciones las dependencias artísticas, el edificio tuvo que ser reformado. El arquitecto Diego de Villanueva limpiaría la fachada del palacio de todos los elementos churriguerescos -demasiado barrocos- siguiendo instrucciones de los miembros de la academia. En este sentido, la Academia además de instruir a los futuros artistas, se declaraba jueza de los gustos estéticos de la época. 

Uno de los miembros más importantes de la academia fue el aragonés Francisco de Goya, que llegó a ser director de pintura en 1795. Lamentablemente, su sordera y sus ideas liberales le obligaron a dimitir dos años más tarde. La obra goyesca es para muchos el mayor reclamo que posee esta institución. Sus cuadros son uno de los mayores reclamos de este museo. Aquí verás dos de sus mejores autorretratos, junto con el famoso cuadro de la Tirana o el soberbio retrato de Fernando VII a caballo. 

Tampoco deberías perderte el conjunto pictórico formado por los cuadros “El entierro de la sardina”, “El hospital de locos” “Los disciplinantes” “la corrida de toros” y “la Escena de la inquisición” En ellos podrás admirar eso que los críticos han bautizado como “tremendismo”; una suerte de expresionismo pictórico del que se sirve Goya para retratar la realidad social de la España de principios del siglo 19. 

Además de la importante colección de cuadros de Goya, la Real academia está plagada de obras que merecerían por sí solas, una visita. Deja que destaquemos, el “Busto de Cristo” de Bellini, “La Primavera” de Arcimboldo así como el mítico “Susana y los viejos” de Rubens. 

En la actualidad la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando cuenta con más de 1.400 pinturas, 600 esculturas y 15.000 dibujos, además de una excelente colección de Artes Decorativas formada por tapices, platería, cerámica, porcelana, relojes, muebles y medallas. Cada una de las secciones cuenta además, con su propio inventario, así como innumerables estudios y publicaciones relacionadas con cada una de las obras. La institución en este sentido, ha superado con nota los propósitos artísticos por los que fue creada. 

Igual sus salas no son tan grandes como las del Prado, y seguro que su colección no es tan famosa como la del Thyssen, pero si te propones bucear en las obras de la Real academia de las Artes de San Fernando, seguro que se te pasarán las horas rápidamente.

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