Ocho kilómetros al oeste de Cora encontrarás Ano Mera, el pueblo antiguo más importante de la isla, después de su capital. 

Ano Mera es un enclave privilegiado que, además de disfrutar de la atmósfera más tradicional de la isla, obsequia al visitante con pequeños grandes hallazgos. Como, por ejemplo, un mercado de productos frescos con excelentes quesos locales, la cercanía de las playas más bellas de la isla y dos joyas de la arquitectura religiosa: el monasterio de Paleocastro y el monasterio de la Virgen Turliani.

Precisamente, el monasterio de la Virgen Turliani es el punto central alrededor del cual se extiende todo el pueblo. Un monasterio que, según cuenta la tradición, fue construido el años 1542 por un grupo de monjes fugitivos, que encontraron asilo en una pequeña iglesia situada al norte de la isla.

El edificio fue renovado en 1767 y todavía hoy conserva una gran belleza. Arquitectónicamente asombran sus impresionantes líneas rectas, su esbelto campanario, su cúpula de color, su patio con una fuente de mármol y su templo de madera hecho a mano. En su interior también aloja grandes maravillas, como unos bellos iconos del pintor Ioannis Skordilis y un museo donde se exponen distintos trajes religiosos, iconos bizantinos y las primeras campanas del convento.

Si te desplazas hacia el norte del pueblo, encontrarás el monasterio de Paleocastro. Un lugar que merece la pena visitar para descubrir un ejemplo muy representativo de la arquitectura monástica de las Cícladas. Levantado en el siglo XVIII por los soberanos de la isla, los Gizi, el monasterio tomó su nombre de la montaña vecina, conocida como Paleocastro.