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Sólo hay un rincón, en toda Mykonos, que escapa del paisaje típico de casitas blancas levantadas en pasajes estrechos y entrañables. Se trata del bucólico barrio de Alefkandra, donde antiguamente las mujeres se acercaban a levkanoun, es decir, a hacer la colada.
Pero como ya te has podido imaginar, este barrio no es conocido precisamente por esto, sino porque las casas que aquí ves fueron construidas asomadas al mar y decoradas con preciosos balcones de madera y barandas de colores. Es decir, al más puro estilo veneciano. Por eso hoy todos conocemos a Alefkandra como la “Pequeña Venecia”.
Para llegar hasta aquí deberás caminar hasta la parte más baja de la isla. La verdad es que el paseo merece mucho la pena y la recompensa final es inmensa: ante ti aparecerá un cuadro veneciano repleto de matices y tonalidades, difícil de olvidar.
Las casas, de tres plantas la mayoría, fueron levantadas en el siglo XVIII, coincidiendo con la época del desarrollo del transporte y el comercio. En aquellos días las casas eran utilizadas para el tráfico de los botines piratas, utilizando una pequeña puerta que unía el mar con los depósitos situados en el subsuelo; por eso, las construcciones debían estar tan cerca de las aguas del Egeo.
Descubrir la “Pequeña Venecia” es descubrir una de las zonas más pintorescas de la isla. Un lugar que hechiza a cualquier visitante y desde donde se puede contemplar uno de los atardeceres más bellos que existen. Si quieres comprobarlo, te animamos a disfrutar de las puestas de sol desde alguna de sus casas, hoy convertidas en los bares de copas más curiosos de la isla. Te aseguramos que será un momento imborrable de tu memoria.