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Flatiron Building

Flatiron Building (68)

Si se hiciera una votación para elegir el edificio más singular de Nueva York, sin lugar a dudas, el Flatiron Building estaría nominado a ganar el título. El motivo, salta a la vista: un rascacielos de 87 metros de altura, construido en forma de prisma. 

Situado en una manzana triangular, justo en la intersección donde la Quinta Avenida se une con la calle Broadway, lo reconocerás muy fácilmente por su peculiar forma: una estructura triangular que recuerda el pequeño electrodoméstico que usamos para planchar la ropa. Debido a esta gran similitud, los neoyorquinos bautizaron el edificio con el nombre de Flatiron (flat significa piso y iron plancha), aunque originalmente se llamaba Fuller Building, en honor al fundador de la empresa constructora y propietaria del edificio.

Hoy, el Flatiron es un edificio centenario. Acabado de construir en 1902, esta original obra lleva la firma del arquitecto Daniel Burnham, discípulo de la Escuela de Chicago. Arriesgado e innovador, Burnham utilizó con mucha sabiduría la forma triangular de la parcela para crear la planta del edificio y empleó una revolucionaria estructura de acero para elevarlo hasta los 87 metros, alcanzando una altura de 22 plantas. Revestida de piedra caliza y terracota, en su lado más estrecho la obra no alcanza más de dos metros de anchura. Esto le proporciona la forma de una quilla de barco, que parece emprender un apasionante viaje hacia la avenida.

Cuando acabó de construirse, los neoyorquinos prestaron un gran interés al edificio, apostando hasta donde llegarían los escombros cuando fuera barrido por el viento. Los más pesimistas creían que la propia forma de la construcción crearía fuertes corrientes de aire, que acabarían por derribarlo. Afortunadamente, estaban equivocados. Han pasado más de cien años y el Flatiron se mantiene en pie, prácticamente intacto. Pero es cierto que, justo en la esquina, el viento sopla a una velocidad distinta, capaz de levantar las faldas de las mujeres. Por este motivo, a principios de los años veinte, cuando la visión de los tobillos desnudos de una mujer era algo excitante, los mirones se colocaban a lo largo de la acera de la calle 23 para poder echar un vistazo. La policía tenía trabajo para dispersarlos.

Sea por su forma, su altura o sus corrientes de aire, es innegable que el edificio causó sensación. Sin embargo, también alimentó el temor a que las calles del centro de Manhattan se volvieran oscuras y sombrías, debido a la gran proliferación de rascacielos que se produjo a principios del siglo XX. Por este motivo, en 1916 el Ayuntamiento elaboró un código de urbanismo que regulaba la altura de los edificios y obligaba a los arquitectos a diseñar las torres escalonadas.

Con el paso de los años la popularidad del Flatiron fue creciendo hasta tal punto, que a esta parte de la ciudad se le bautizó como “Flatiron Disctrict”; un nombre que, debido al creciente número de compañías dedicadas al sector de la informática que se han instalado en la zona, poco a poco va siendo sustituido por el de "Silicon Alley", en relación a Silicon Valley de California donde se encuentran las empresas de informática más importantes, pero aquí, con humor, es Alley, en inglés callejón. 

El término Flatiron se ha hecho tan popular que hoy en día se utiliza para designar a los edificios construidos en terrenos triangulares.

Pero la popularidad esconde falsos mitos. Y si se quiere tener una visión real de este curiosísimo edificio, tenemos que desmontarlos.

Uno de los mitos dice que el Flatiron es el rascacielos más antiguo de Nueva York. No es cierto. Este título lo ostenta el edifico Park Row, construido en 1899 y con un altura superior al Flatiron: 119 metros. Otro de los mitos es pensar que el Flatiron es el primer edificio que se construyó con planta triangular. Tampoco es cierto, ya que tiene dos predecesores: el Gooderham de Toronto, levantado en 1892, y el Flatiron de Atlanta, construido en 1897.

Y, una vez desmontados los mitos, sólo queda preparar la cámara e inmortalizar este edificio tan singular, la foto te quedará genial desde el Madison Square Park. Ah!!, y cuidado con el viento.

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