Esta maravillosa plaza es muy visitada por todos los turistas para obtener uno de los mejores ángulos para fotografiar el emblemático Flatiron Building. Incluso alguno de ellos llega a preguntar si está aquí el Madison Square Garden, sede de los New York Knicks de la NBA y los New York Rangers de la National Hockey League, entre otros. Pero, aunque el estadio tomó el nombre de esta plaza porque estuvo situado en su esquina noreste, desde 1925 está a poco más de un cuarto de hora a pie desde aquí, subiendo por Broadway y tomando luego la 31 al oeste. No tienes pérdida.

Independientemente, la Madison Square es una plaza que te recomendamos visitar y saborear con tranquilidad, porque alrededor suyo están algunos de los rascacielos más emblemáticos de Nueva York como el propio Flatiron, la Met Life Insurance Tower y el New York Life Insurance Building y, además, porque en sus más de 2 hectáreas arboladas uno puede relajarse del ritmo frenético de la ciudad e incluso avistar ardillas.

Antes de ser un parque, esta zona había sido un coto de caza y un área pública desde finales del siglo XVII y a principios del XIX aquí estaban emplazados unos cuarteles y un gran arsenal, que luego pasó a ser una prisión para menores hasta que en 1839 el fuego acabó con el edificio. Ese mismo año una casa rural situada en la actual Quinta Avenida con la 23 se convirtió en un pequeño hostal que servía como último refugio para los que se aventuraban hacia el norte de Manhattan. Era la Madison Cottage, nombrada así en honor del 4º presidente de los Estados Unidos, James Madison. Evidentemente, el verdadero germen del nombre de la actual Madison Square.

La plaza también es históricamente conocida porque se dice que aquí se jugaron los primeros partidos del béisbol moderno alrededor de 1845, aunque se inventara en Hoboken, en Nueva Jersey, al otro lado del río Hudson. Ya en 1847 el Madison Square Park fue abierto y siempre ha sido un parque tan popular y tan querido que en 1853 estuvo a punto de ser el emplazamiento del Palacio de Cristal, aunque finalmente fue levantado en el Bryant Park, a unos 20 minutos a pie desde aquí, subiendo por Broadway y cogiendo la Sexta Avenida después.

Entre sus grandes árboles también puedes encontrar varios monumentos importantes como el dedicado al almirante Farragut, héroe de la batalla de Mobil Bay de la Guerra de Secesión, obra de Augustus Saint-Gaudens de 1880. Hacia el sur de la plaza, hay una escultura del secretario de estado William Henry Seward, quien compró Alaska, aunque lo más curioso es que una leyenda urbana cuenta que el artista apenas creó la cabeza del político y la colocó sobre el cuerpo de una antigua estatua de Abraham Lincoln.

Respecto a los edificios emblemáticos alrededor de la Madison Square, no pierdas detalle de la elegante torre de la Metropolitan Life Insurance Company sobre la calle 24, levantado en 1909 por los arquitectos Napoleon LeBrun & Sons. Si has estado en Venecia o al menos has visto fotos de la ciudad, verás como te recordará al famoso campanile que hay en la Piazza San Marco. Durante unos años esta maravillosa torre de 213 metros fue el edificio más alto de la ciudad, hasta que el Wollworth Building la superó en 1913. Asimismo, la Met Life fue ampliada en los años 30 y podemos asegurarte que el vestíbulo art decó que encontrarás en el edificio al otro lado de la calle 24 es una verdadera joya de mármol italiano.

Otro edificio emblemático digno de destacar es el New York Life Insurance Company Building, levantado en estilo neogótico en 1928 por el arquitecto Cass Gilbert, el mismo del Woolworth. Destacamos especialmente la pirámide dorada que lo corona, es magnífica. Además, te resultará curioso saber que el edificio está situado en el solar donde poco antes había estado el Madison Square Garden.

Y para acabar, un consejo de viajero. Si quieres hacer una de esas fotografías que harán poner los dientes largos a tus amigos, dirígete a la Quinta Avenida, entre la 23 y la 24. Allí encontrarás un fantástico reloj dorado que quedará impresionante en tu álbum de Nueva York. Es el reloj de la Quinta Avenida. ¿Te atreves a fotografiarlo con el Flatiron de fondo?