La Saint Patrick’s Cathedral, o Catedral de San Patricio, destaca por su estilo neogótico exuberante que contrasta con los rascacielos que la rodean, como los del Rockefeller Center, por ejemplo. Y es que esta hermosa catedral está claramente inspirada en las grandes catedrales góticas de Europa, con la clásica planta en forma de cruz, con sus capillas laterales y con su estilo tan delicado y esbelto que quiere alcanzar el cielo.

Fue el propio arzobispo John Hughes quien encargara el proyecto al célebre arquitecto James Renwick Jr, por lo que los neoyorquinos pronto apodaron a la obra como “la locura de Hughes”, ya que en el siglo XIX esta zona aún quedaba muy apartada de la ciudad y estaba prácticamente despoblada.

Pero lo cierto es que la comunidad católica aumentaba y la Antigua Catedral, la que está situada en el barrio de Nolita, se empezaba a quedar pequeña para dar servicio a tantos fieles. Has de saber que a principios del siglo XIX, en Nueva York ya se contaba con más de 200.000 cristianos irlandeses, de quien San Patricio es patrón. Eran gente de campo, sencilla, humilde y dedicados en su mayoría a la construcción, a la carga y descarga en el puerto o al servicio doméstico, en el caso de las mujeres.

Así, en 1859 se puso la primera piedra de la nueva catedral, aunque la consagración no le llegó hasta 1879, ya que, entre otras cosas, su construcción se vio interrumpida por la Guerra de Secesión de 1861 a 1865. La verdad es que finalmente ha sido gracias a las donaciones de miles de irlandeses que hoy puedes estar admirando esta magnífica catedral. Como anécdota, has de saber que el propio John Hughes introdujo una cláusula más que curiosa en el contrato, ya que a raíz de la fama bebedora de la comunidad irlandesa, dejó terminantemente prohibido el consumo de bebidas alcohólicas durante las horas de trabajo de los obreros.

Además de la estructura original, con los años se han realizado varias renovaciones y ampliaciones como, por ejemplo, las dos agujas de más de 100 metros de altura colocadas en 1888 o la Lady Chapel en 1906, situada tras el altar y dedicada a la Virgen. Con todo ello, la Saint Patrick’s Cathedral es la mayor iglesia católica de la ciudad y de los Estados Unidos y hoy puede dar cabida a unos 2.400 fieles.

Con sus fachadas de mármol y piedra, con sus elegantes ventanas tan estilizadas, con su magnífico rosetón en representación de los misterios del Rosario, con sus esbeltas agujas que rozan el cielo y con sus cientos de detalles, la catedral no te dejará indiferente. Te animamos a entrar y descubrir también la belleza de su interior, con sus numerosos altares, como por ejemplo los de Saint Michel y Saint Louis, diseñados por Tiffany’s, o el famoso altar de Saint Elisabeth, obra de Paolo Medici de Roma, levantado en honor de Saint Elisabeth Ann Seton, la primera estadounidense canonizada, cuya iglesia y casa natal puedes conocer en el sur de Manhattan, junto al Battery Park. Otra obra destacable es la Piedad, que es nada menos que 3 veces más grande que la de Miguel Ángel de la Basílica de San Pietro del Vaticano.

Asimismo, no pierdas detalle de las hermosas vidrieras, que han sido creadas por diferentes artistas de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos. Aunque es difícil verlas iluminadas por luz natural a causa de estar rodeada de edificios tan altos, si hace sol y te tomas un tiempo en admirar sus decoraciones, verás como los rayos consiguen colarse entre los edificios e iluminar el interior de la catedral. Es un momento mágico.

Para acabar, podemos asegurarte que aunque no lo tengas presente a menudo habrás visto esta catedral en televisión y en el cine. Porque, por ejemplo, ha salido en el Regreso al Planeta de los Simios de 1970, en Spiderman de 2002 e incluso ha sido el lugar donde se ha celebrado una boda en la famosa serie Betty la fea.

Si quieres una buena instantánea para tu álbum de Nueva York, una de las imágenes más típicas suele ser tomada desde enfrente, con la escultura del Atlas del Rockefeller Center en primer plano y la catedral a lo lejos. Otros, en cambio, prefieren encuadrarla desde la Quinta Avenida con la 50, con el Olympic Tower Building de fondo. Pero nuestra recomendación más sincera es que te tomes tu tiempo y descubras tu mismo su lado más fotogénico porque, sin lugar a dudas, la Saint Patrick’s Cathedral brillará en tu álbum con luz propia.