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Conciergerie

Conciergerie (35)

La Conciergerie uno de los edificios de París que se puede admirar en la Ile de la Cité. En ella se pueden encontrar los vestigios del palacio real más antiguo de París. Aunque no siempre albergó a personajes de la realeza, ya que se convirtió en prisión en el siglo 15. Los romanos ya habían usado el lugar donde se ubica la Conciergerie como residencia real. Pero fue la dinastía de los Capetos la que construyó el palacio para exhibir su poder ante los señores feudales.

Entre los siglos 13 y 14, Felipe el Hermoso decidió meterse en obras para ampliarlo y hacerlo más suntuoso. Así lo convirtió en el palacio real envidia de toda Europa. La Conciergerie se convirtió además en un importantísimo centro administrativo. De esta época datan la Salle de Gens d'Armes y las cocinas que hizo construir Juan el Bueno. 

La Salle de Gens d’Armes tiene unas dimensiones espectaculares. 27 metros y medio de largo por 8 metros y medio de alto. Aquí se puede admirar el techo abovedado y sus columnas. Este era el lugar en el que comía el personal que estaba al servicio del rey. Y no estamos hablando de cuatro mayordomos sino de unas 2000 personas. Durante la Revolución, la sala fue dividida en compartimentos para alojar prisioneros.

La Conciergerie se abandonó como palacio real a partir del reinado de Carlos V de Francia, a finales del siglo 14. Esto se hizo en favor de los palacios del Louvre y Vincennes. En el antiguo palacio sólo quedó el Concierge, que se traduciría como “portero”. La palabra conserje tiene la misma raíz. La guardia del viejo palacio quedaba en manos de este Concierge, que también ostentaba poderes de justicia y policía. Bajo su jurisdicción, las partes bajas del edificio fueron convertidas en prisión. Con el tiempo, se convertiría en la cárcel más importante de París.

En tiempos de la Revolución, la Conciergerie conservó la función carcelaria y en 1793 era el principal lugar de detención de prisioneros de la justicia revolucionaria. Los que venían a dar con sus huesos en ella ya se podían dar por muertos. Difícilmente un detenido salía en libertad de ella. En un alarde de trabajo bien hecho, el Tribunal Revolucionario dejaría tras de sí más de 2700 muertos durante unos dos años de ejercicio. Entre los ilustres invitados a su pesar de la Conciergerie estuvieron la reina María Antonieta de Austria, Robespierre, Danton o los 21 diputados girondinos. Todos entraron enteros, pero al salir, a más de uno le faltaba algo. Concretamente la parte que va del cuello para arriba.

Sin desligarse de su papel ligado a la justicia, cuando acabó la época del Terror, el palacio fue dedicado a la nueva organización judicial. Y para hacerlo, qué mejor que volver a meterse en obras para restaurar el edificio. Durante el siglo 19 siguió siendo lugar de administración de justicia, no siempre a gusto del presunto delincuente. En 1871 fue parcialmente destruida por varios incendios. Su restauración llevó una veintena de años. Aunque en 1862 se la declaró monumento histórico no fue hasta 1934 que dejó de ejercer como prisión.

Paseando entre sus muros, el visitante puede hacerse una idea de las condiciones en la que vivían los presidiarios. La idea de justicia universal es un invento relativamente nuevo. En épocas pasadas la justicia era para el que podía pagársela. Al principio, quienes podían pagar tenían celdas mejor acomodadas y hasta podían comer correctamente, pero durante la época del Terror las condiciones se cayeron en picado y el servicio de habitaciones dejaba mucho que desear. Nada de colchones de plumas y almohadones. Todos los prisioneros, en un alarde de democracia y sin distinguir sus orígenes dormían directamente en el suelo sobre algo de paja. Entre las salas reconstruidas en el siglo 18 se pueden ver las celdas donde estuvo detenida María Antonieta de Austria antes de perder la cabeza. Y no nos referimos a su lucidez precisamente.

La Conciergerie tiene cuatro torres que se asoman al Sena: La Tour de l'Horloge, la Tour Bombec, la Tour d'Argent y la Tour de César. La torre de l'Horloge, o “torre del reloj”, se debe a Juan II y en ella se instaló el primer reloj público de París. El que se puede ver en la actualidad no es el original ya que fue remplazado en 1585.

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Conciergerie

Conciergerie

Buy now Un precioso palacio gótico del siglo XIV convertido en prisión letal

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