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Île de la Cité

Île de la Cité (6)

La Isla de la Cité guarda en su interior el origen de París. Es la isla más grande del Sena y aquí fue donde en unos 200 años antes de Cristo se instaló la tribu celta de los parisii. La ciudad que fundaron se llamaba Lutecia. A partir de aquí y a lo largo de los siglos, la ciudad no hizo otra cosa que crecer y prosperar. 

Poco a poco París se hizo famosa por la reputación de sus bateleros, los patrones de los pequeños barcos que surcaban el sena. En el año 506 fue proclamada capital del reino durante el reinado de Clovis. Fue entonces cuando la isla tomó le nombre de Cité y fue fortificada. En esa época también tuvo que resistir más de una vez los ataques de las tropas normandas, que visitaban la ciudad no para tomar café precisamente.

Durante la Edad Media la isla bullía de vida. La población seguía aumentando y ya sobrepasaba los límites de la isla, estableciéndose en las orillas del Sena. París se convirtió en el centro político, cultural y espiritual de Francia y por extensión, de toda Europa. De esta época datan sus principales monumentos: El Palacio Real, que pasaría después a ser la Conciergerie, la Sainte Chapelle y la catedral de Notre Dame.

En sus apenas 26 hectáreas de extensión, la Isla de la Cité albergaba en su interior antes de la Revolución hasta veinte iglesias, cuatro capillas, el palacio del arzobispo de París, dos hospitales, cuatro plazas públicas, una biblioteca y daba cobijo a unos 15.000 habitantes en menos de 50 calles.

Tal masificación hizo que se tuvieran que llevar a cabo en la isla importantes trabajos de reorganización urbanística. Se abrieron calles más amplias que permitiesen el paso de la luz del sol y se derribaron barrios que no tenían ni las mínimas condiciones higiénicas. 

Actualmente viven en la Isla de la Cité más de 5.000 personas y en ella se pueden visitar la catedral de Notre Dame, la Sainte Chapelle, el hospital de Hotel de Dieu, la Conciergerie, el Palacio de Justicia o la Prefectura de Policía.  Perdiéndose entre sus calles se puede desembocar en alguna de sus cuatro plazas: la Vert-Galant, la Dauphine, la Ile de France y la plaza Louis-Lépine. En esta última se encuentra el encantador mercado de las flores. Que llena de color y aroma todos los días del año.

Si París puede presumir de una cosa es de tener muchos puentes. De los 37 que hay en toda la ciudad, ocho con los que comunican la Ile de la Cité  con las otras orillas del Sena. Uno de ellos es el puente más antiguo de París, el Pont Neuf, que atraviesa la isla en su extremo oeste, uniendo las dos orillas del río. Otros puentes de la isla son el Pont au change, el Pont Notre-Dame, el Pont d’Arcole, el Pont Saint-Michel, el Petit Pont, el Pont au Doble y el Pont de l’Archevede.

El Pont de Saint-Louis une la Ile de la Cité con otra isla, la de Saint-Louis, que se encuentra al oeste por detrás de Notre Dame. Esta isla es muy tranquila y alberga varias viviendas de lujo, conservando un cierto aire provinciano. 

Te recomedamos pasear por la zona, además de visitar dos obras maestras como Notre-Dame y la Sainte-Chapelle, es un lugar muy bonito y tranquilo para olvidarse del ruido y el tráfico que cada día inundan París, y si tienes oportunidad acércate por el mercado de flores uno de los más famosos de la ciudad.

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