La Iglesia de Saint Germain des Prés es conocida por ser la más antigua de todo París.

Sus orígenes se remontan al año 542, cuando el rey merovingio Chidelberto I comenzó a construir una basílica que llegó a ser conocida como Saint-Germain-le-Doré por su propio esplendor. En un principio la iglesia estaba dedicada a San Vicente, diácono martirizado en Zaragoza en el siglo 4. De hecho, una de las reliquias que contendría la iglesia era su túnica. Su nombre cambió a Saint Germain hacia el siglo 9, por eso, en el corazón de la basílica podrás encontrar su sepultura, aunque aquí también se han enterrado varios reyes merovingios, hasta Dagoberto.

Fue levantada con mármoles, suelo de mosaico y su tejado con bronce dorado brillaba bajo el sol. Llegó a ser una abadía benedictina realmente poderosa y, por sus propias riquezas, fue saqueada repetidamente por los bárbaros y hasta clausurada durante la Revolución.

Estaba situada fuera de las murallas reales y en el siglo 10 ya tenía un pequeño pueblecito a su alrededor. Más tarde, en pleno siglo 17 se convirtió en uno de los grandes centros intelectuales de Europa, con destacadas celebridades y pensadores.

Con la Revolución se ejecutaron a sus religiosos y su biblioteca fue confiscada. Cuentan que el 3 de septiembre de 1792 la multitud acuchilló a 318 sacerdotes. Por otro lado, desaparecieron gran parte de sus más de 50.000 volúmenes y 7.000 manuscritos, entre los que figuran, por ejemplo, los pensamientos de Pascal. Actualmente, en la biblioteca nacional se guardan unos 1.000 manuscritos salvados del incendio de 1794.

De lo que fue sólo nos queda lo que hoy estás viendo: la iglesia y el palacio abacial, en gran parte gracias al activismo de Víctor Hugo. En 1803 fue reabierta al culto, aunque está muy marcada por las obras de restauración que se han llevado a cabo en el último siglo.

En el exterior nada queda del pórtico románico, terriblemente dañado durante la Revolución. Sólo las fachadas laterales del campanario conservan su aspecto original. 

Cuando la visites te darán un plano muy útil que te ayudará a saber la época y caraterísticas de cada rincón. Su nave data del siglo 11 y el coro fue reconstruido en el 12 y consagrado en 1163 por el papa Alejandro III.

Destacamos su “Virgen con Niño” procedente de Notre-Dame, obra del siglo 15, que podrás encontrar en la entrada.

Presta también especial atención a las vidrieras de la capilla de Santa Genoveva.  Son espectaculares. Son obra de Pierre de Montreuil del siglo 13 rescatadas de la antigua capilla de la Virgen.

A la derecha ante la verja de entrada, está la capilla de Saint Symphorien, el lugar original donde se enterró a Sain Germain.

Y para acabar, dos pequeñas curiosidades que no puedes perderte. Por un lado, puedes encontrar entre sus tumbas más famosas la del filósofo Descartes. “Cogito ergo sum”. Por otro, en el interior de la iglesia podrás encontrar un pequeño cuadro que representa la cabeza de una mujer. Es de Picasso, en homenaje a su amigo y poeta Guillaume Apollinaire, detalle que muy pocos visitantes suelen apreciar.