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El Sena

El Sena (3)

El río Sena nace en el norte de París, en Dijon, y desemboca en Le Havre después de un recorrido de 776 kilómetros. A su paso, da vida a varias poblaciones y, entre ellas, a París. De hecho, los primeros pobladores se instalaron en la actual Île de la Cité, justo en el centro del río.

Sin duda, uno de los paseos preferidos por todos los turistas es un crucero por el Sena. De esta forma, podrás conocer varios monumentos y edificios que se sitúan a orillas del río, como Notre-Dame, el Louvre o la Tour Eiffel.

Desde aquí queremos recomendarte los cruceros. Los hay más caros y más baratos e incluso algunos que van acompañados de un almuerzo o una cena romántica. Aunque tampoco debes perderte la experiencia de pasear un poco más tranquilo por las orillas del río e intentar imitar el baile acrobático de Woody Allen y Diane Keaton en “Todos dicen I love you”. No en vano, el Sena ha inspirado a multitud de artistas de todas las épocas como Claude Monet, conocido como el pintor del Sena.

Si prefieres un paseo por las letras, no debes perderte el tramo que va del Pont Marie al Louvre en el norte o rive droite y el que va de la Tournelle al Quai Voltaire, en el sur o rive gauche.

En estos trayectos de hasta 4 kilómetros encontrarás un montón de puestos de libros. Sus libreros llamados bouquinistes dicen tener la “plus grande librairie du monde” o, lo que es lo mismo, la librería más grande del mundo, donde puedes entretenerte buscando joyas de la literatura u otras curiosidades en su medio millón de libros, revistas, grabados, postales, etc.

La historia de estos viejos libreros dice remontarse hasta el siglo 17 y su nombre “bouquiniste” procede del vocablo “bouc”, que significa “chivo”, en alusión al olor a cuero y papel que impregnaba sus primeros puestos de libros. Aunque sea muy romántico y bucólico, estos libreros siempre han tenido problemas con las autoridades. En un época porque vendían panfletos subversivos y en otras por impedir la visión del paisaje a los paseantes.

Una última ley firmada por Jacques Chirac en 1993 limitaba las dimensiones de estos puestos de libros para que no invadieran las orillas del río, para que nada te impida disfrutar de un hermoso paseo por el Sena. Sin duda, un recuerdo inolvidable de París.

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