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Confiteria Colombo

Confiteria Colombo (45)

En esas maravillas que te ofrece Río, te da la posibilidad de conocer  el que es considerado uno de los cafés más bellos del mundo. Pero es mucho más, este café es todo un símbolo en Copacabana, y en 1983 recibió el título de Patrimonio Histórico y Artístico del Estado de Río de Janeiro.

Endulzando a cariocas y visitantes desde hace más de 120 años, su historia empieza en 1894 cuando lo fundaron los inmigrantes portugueses Joaquim Borges de Meirelles y Manoel José Lebrão, a quien los cariocas atribuyen la famosa frase “el cliente siempre tiene la razón”. Ya en 1913 fue reformado y es cuando lo dotaron de su maravilloso estilo art noveau tan reconocido mundialmente.

Es una verdadera joya: enormes espejos belgas con marcos de madera de jacarandá finamente tallada al igual que las espectaculares vitrinas, las mesas y barras de mármol italiano, que combinan perfectamente con las sillas y otros muebles antiguos. Hermosas lámparas de cristal y hierro forjado y una enorme claraboya con vitrales pintados estilo art noveau que da al conjunto un esplendor único. 

Este lugar era punto de encuentro de poetas y artistas, periodistas, políticos e intelectuales de la época. La Confitería Colombo puede presumir de haber servido banquetes para personajes tan ilustres como el Rey Alberto de Bélgica en 1920 y la Reina Elizabeth de Inglaterra en 1968. Eventos que a día de hoy siguen realizando, pues es un espacio muy querido y valorado por los cariocas y en el que se realizan todo tipo de celebraciones, desde cafés y reuniones de trabajo a bodas de lo más exclusivas.

Riquísimos dulces, apetitosos bocados salados… Aquí podrás degustar desde un magnifico café, a tradicionales dulces portugueses con recetas de hace más de un siglo, a una típica y suculenta feijoada. Porque aquí puedes encontrar diferentes espacios para tomar o comer algo.

El Bar Jardim, el que está al inicio, es el más conocido, con sus hermosas mesitas antiguas te transportarán al pasado mientras te tomas un delicioso café. Se respira un ambiente muy agradable. Y más agradable es su carta: deliciosas pastas dulces como saladas, tartas… Tiene espacio para 150 personas.

Pero también está el restaurante Cabral, una maravilla art nouveau decorada con espejos, mármoles y maderas ricamente talladas; el restaurante Cristovâo, situado en la segunda planta desde donde podrás admirar mejor la joya de vidriera que hay en el techo; y el Bilac, pensado para una visita más rápida, llamado así en homenaje a Olavo Bilac, poeta del movimiento Parnasianista, considerado uno de los más grandes poetas que han escrito en portugués, conocido también como el príncipe de los poetas brasileños y cliente asiduo del café. Según dicen los periódicos de la época, sus últimas palabras antes de morir el 28 de diciembre de 1918, fueron “¡Denme café! ¡Voy a escribir!”

También existe un pequeño espacio dedicado a la historia de la confitería, el Espaço Memória, un rincón en el que se puede admirar diversos objetos expuestos como embalajes, candelabros, vajillas y cristalerías originales que forman parte de la historia de la confitería.

Y una última recomendación: pídete la Copa Fio de Ouro (hilo de oro), helado con decoración de dulces hilos de huevo desilachado, una receta de muuuchos años y que resulta espectacular. A la vista y especialmente al paladar. Que lo disfrutes.

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