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Playa de Copacabana

Playa de Copacabana (6)

La playa de Copacabana es sin duda la playa más famosa de Río de Janeiro y de todo Brasil. Porque si la playa de Ipanema tiene como símbolo La Garota, Copacabana por si sola ya es marca y bandera.

La imagen de su famoso paseo, conocido como la Orla de Copacabana, obra del arquitecto y paisajista brasileño Roberto Burle Marx, es reconocible en cualquier parte del mundo. 

Y es que la ciudad de Río de Janeiro siempre ha estado ligado a la playa de Copacabana. Apodada “La Princesita del Mar” por esa forma de media luna que le otorga la bahía en la que está situada. 

Esta playa de arenas blancas con más de cuatro kilómetros de costa, se extiende desde el Morro de Leme, hasta las rocas de Arpoador al sureste de Río. 

Es posible que no haya un lugar en toda la ciudad con más ambiente y animación que Copacabana pero, aunque vista desde fuera, toda la playa parezca igual, si se pone atención es relativamente fácil darse cuenta de que no es así. Al igual que la playa de Ipanema, Copacabana está organizada por Postos (puestos de socorristas) y en torno a ellos cada quién encuentra su lugar. Por ejemplo la zona entre el hotel Copacabana Palace y la Rua Fernando Mendes es conocida como la playa gay y travesti, fácilmente identificable por la bandera arcoíris; aunque realmente la movida gay está más en la zona de Ipanema. Entre los postos 5 y 6 se reúnen principalmente familias con niños y jóvenes haciendo alarde de sus dotes para el fútbol y la zona del Fuerte de Copacabana es la playa de los pescadores, un lugar perfecto al que acudir a primera hora de la mañana si se quiere comprar pescado fresco.

Para protegerte del sol, puedes alquilar por poco dinero una sombrilla para todo el día. Y si entra el gusanillo de comer o tomar algo, no te preocupes que todo el tiempo cientos de vendedores ambulantes recorren la playa para ofrecerte desde las clásicas empadas o pasteis (bocaditos tipo empanadas generalmente rellenos de queso, camarón, palmitos o pollo), fruta fresca…y por supuesto bebidas, como el clásico Matte Leão, mate bien frío con limón o la imperdible leche de coco. 

Y además… lo que quieras, un masaje, chanclas, pareos, unos pendientes…

Ahh! Y No te puedes ir de la playa sin probar el imperdible y típico biscoito Globo que se deshace en la boca, casi ya patrimonio cultural de Río, es un dulce redondo muy ligero que encanta a los cariocas desde 1953. Verás sus inconfundibles bolsas por todos lados.

Copacabana también es sinónimo de deporte y culto al cuerpo. A lo largo de la playa hay infinidad de instalaciones para ejercitar los músculos, jugar al vóley, al paddle, al fútbol  y al futevoley (un tipo de vóley que usa los pies en lugar de las manos), y una enorme ciclovía que es continuación de la que atraviesa la orla o paseo marítimo de las playas de Leblón e Ipanema.

Pero como no todo es deporte… tienes un montón de “quioscos”, pequeños bares distribuidos a lo largo del paseo que te ofrecen refrescantes bebidas, sándwiches y platos a base de pescado y mariscos, un pequeño oasis ideal para refrescarse y recuperar fuerzas.

Y de noche, la fiesta continúa. Pues gracias a la iluminación de la playa de Copacabana se puede aprovechar hasta tarde para seguir practicando deporte o tomarte algún coctel o, como no, la tradicional caipirinha en alguno de los quioscos que, en muchos casos disfrutan de música en vivo.

Como puedes comprobar, Copacabana se disfruta de día y de noche. 

Además de ser zona de grandes eventos deportivos y celebraciones, como la mundialmente conocida Reveillon.

Aquí, en sus arenas blancas,  el 18 de febrero de 2006 Rolling Stones dió un concierto para más de un millón y medio de personas y el 28 de julio de 2013 se congregaron más de 3 millones de personas en la misa que celebró el Papa Francisco. Copacabana es así, zona de celebración, de todo tipo.

Al igual que en las otras playas de Río, lo mejor para disfrutar de un día de sol y mar es no llevar más que el efectivo que sea necesario y nada de valor que pueda llamar la atención. Por la noche, a la hora de la cena el paseo de la playa de Copacabana está siempre concurrido y es seguro, aunque no se recomienda adentrarse en la zona de la arena junto al mar, pues queda más oscura y solitaria.

Y por cierto, las cariocas: aunque estén con un cuerpo perfecto o muy excedidas de peso y lleven un mini biquini o un ínfimo “hilo dental”, sin complejos ni vergüenza, nunca, nunca hacen topless, está prohibido. Aunque se están haciendo intentos por cambiar la legislación, hacer topless está considerado como un acto obsceno y sancionable de tres meses hasta 1 año de cárcel.

Otra de las atracciones de la playa son las esculturas de arena, algunas son espectaculares, ten en cuenta que suelen cobrar hasta dos reales por permitir una foto junto a estas verdaderas obras de arte.

Los domingos cierran al tráfico un carril de la avenida atlántica para que se disfrute mucho más del paseo.  Y por la noche, hasta las doce funciona la feirinha, un excelente lugar para comprar recuerdos, ropa informal y hasta instrumentos o pinturas. 

Copacabana es un cóctel singular, una mezcla entre la zona sur y norte de la ciudad de Río y espera a que la descubras. 

Esa diversidad es precisamente la estrella de Copacabana, que en el mismo bar del paseo, pueden estar disfrutando de su caipirinha, el camarero del hotel que ha acabado de trabajar y el propietario de una tienda de lujo y de pronto, arrancarse a tocar juntos algo de samba. 

Y es que una de las frases que repiten los cariocas es que en Copacabana se puede ser feliz con un real o con un millón. 

No lo dudes y embriágate del ritmo de una de las playas más soñadas del mundo.

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