El 2 de octubre de 2009, tras vencer a grandes aspirantes como eran Chicago, Madrid y Tokio en la fase final para acoger los Juegos Olímpicos del año 2016, Río de Janeiro se proclamó la vencedora y se convirtió en la primera ciudad sudamericana que organizaría unos Juegos Olímpicos.

Sin duda alguna, aclamados ya por su fuerte espíritu de celebración y respaldados por las grandes festividades, Río apunta maneras para dejar a todos los asistentes a los Juegos Olímpicos con un buen sabor de boca gracias al colorido y alegre ambiente que se respira por la ciudad.

Venicius y Tom, las mascotas de los juegos olímpicos y paralímpicos, nombrados en honor a las famosas figuras brasileñas Venicius de Moraes y Tom Jobim y que con sus vivos colores representan la flora y la fauna del país, son los que respaldan estos juegos y acogen y animan a los participantes en las 32 localizaciones dónde se disputan las medallas. 

Estas localizaciones están distribuidas por toda la ciudad de Río de Janeiro, y aunque los partidos de fútbol se llevan a cabo también en distintas ciudades del país; Brasilia, San Pablo y Salvador de Bahía entre otras, es en Río dónde la magia olímpica está presente y la llama ilumina y desea suerte a los deportistas desde el pebetero. Pebetero que, pese a ser prendido en el Estadio Maracaná en la apertura de los Juegos, ha sido trasladado al centro de la ciudad, siendo la primera vez en la historia olímpica que no se encuentra en el Estadio principal de la ciudad organizadora del evento.

En los Juegos de Río hay dos estadios principales; el Estadio de Maracaná, que acoge las ceremonias de inauguración y clausura, y el Estadio Olímpico, ubicado en la otra punta de la ciudad y que acoge las competiciones de atletismo. En ambos estadios también se llevan a cabo partidos de fútbol.

Aunque los cambios más significativos son los sucedidos en el barrio de Barra de Tijuca, convertido en el moderno barrio olímpico de la ciudad de Río. Enmarcado en un paraíso natural y con hermosas playas, la concesión de la celebración de los Juegos en la ciudad, ha ayudado a que los cambios que se llevaban a cabo desde hace décadas prosperaran y acabaran por convertir sus calles en uno de los destinos obligados para todo aquél que visita Río. Sobre todo, ahora, que con las nuevas y modernas instalaciones deportivas, el barrio de Barra de Tijuca se ha convertido en sede de muchas de las competiciones deportivas.