La Plaza Nueva puede considerarse como la plaza mayor de la capital andaluza, y es el lugar donde se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad. 

También verás que está presidida por una estatua ecuestre del rey Fernando III, que liberó Sevilla de los árabes y fue canonizado en 1671, San Fernando es el patrón de Sevilla. Este monumento se levantó en el año 1924 según un proyecto de Juan Talavera, el arquitecto más representativo del neobarroco sevillano. En el pedestal de la misma encontrarás cuatro esculturas. Tres de ellas son de personas relacionadas con la Reconquista de la ciudad, y la otra es una representación de Alfonso X el Sabio.

Precisamente a este rey se le atribuye el lema del escudo de la ciudad. Y es que si te has fijado, en todos los rincones de Sevilla hallarás este símbolo formado por la sílaba “NO”, un dibujo de una madeja de lana y otra sílaba: “DO”. Es decir, “NO-madeja-DO”. Y ,según cuenta la historia, fue Alfonso X quien pronunció la frase “No me ha dejado” cuando la ciudad de Sevilla le fue fiel con motivo de la disputa con su hijo Sancho durante la Reconquista.  

Volviendo a la Plaza Nueva, has de saber que en la época visigoda estos mismos terrenos formaban parte del cauce del río Guadalquivir. Este hecho explica que se encontraran muchos restos de antiguos barcos cuando se comenzó a edificar en la zona. 

Además, durante las últimas obras realizadas a principios de 2006 se descubrieron también importantes restos arqueológicos, entre los que se encuentra una bella fuente policromada de aproximadamente finales del siglo XVI y principios del XVII. Se cree que esta fuente perteneció al Convento de San Francisco que se alzaba antiguamente aquí y que llegó a ser el mayor de todos los de España. Hoy en día, los únicos restos que encontrarás de este convento es la Capilla de San Onofre, situada junto al edificio de Telefónica.