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Si, viendo los cuadros de Canaletto, te has quedado con las ganas de saber más sobre cómo era la Venecia del siglo XVIII, estás de suerte, ya que uno de los grandes palacios del Gran Canal, Ca’Rezzonico, se ha reconvertido en un museo dedicado a ilustrar al visitante sobre esta época. Y recuerda que estás doblemente de suerte, ya que es uno de los únicos palacios de toda la ciudad que está abierto al público.
Originalmente, el edificio fue diseñado por el arquitecto barroco Baldassare Longhena para la familia aristocrática de los Bon. Sin embargo, los trabajos de construcción, que habían comenzado en 1649, quedaron incompletos por un cúmulo de circunstancias, ya que se juntaron los problemas económicos de la familia Bon con el fallecimiento del arquitecto, en 1682.
En 1687, los Rezzonico se trasladaron a Venecia desde Lombardía. Comerciantes y banqueros como eran, compraron un título nobiliario y, en 1751, el edificio inconcluso de Longhena. Giambattista Rezzonico le encargó entonces al arquitecto Giorgio Massari que acabara de construir el palacio, misión que en 1756 ya había cumplido.
El edificio que puedes ver hoy en día es una mezcla ecléctica de las soluciones ideadas por ambos arquitectos. Por un lado, la fachada del Gran Canal y la segunda planta son de Longhena, mientras que la ostentosa entrada de la parte que da a la calle, la gran escalinata y el enorme salón de baile siguen el proyecto de Massari.
Como no podía esperarse de otra manera, lo primero que hicieron los Rezzonico tras completarse los trabajos de construcción del palacio fue fichar a los mejores artistas de la ciudad para que decorasen el interior. Eso significa que aquí trabajaron maestros como Giambattista Crosato, Pietro Visconti, Giambattista Tiepolo, Jacopo Guarana y Gaspare Diziani.
Ya plenamente decorado, el palacio se erigió como un símbolo de la enorme prosperidad de sus dueños, que llegó a su cénit cuando en 1758 el hermano de Giambattista Rezzonico, Carlo, que en aquellos momentos era obispo de Padua, fue elegido papa con el nombre de Clemente XIII.
No obstante, tanta opulencia se diluyó a partir de principios del siglo XIX, ya que Ca’Rezzonico fue pasando por las manos de diferentes dueños, hasta que en 1935 lo adquirió el ayuntamiento, el Comune di Venezia.
Sus funciones museísticas comenzaron en 1936, pero antes el palacio fue objeto de una remodelación. El objetivo de Nino Barbantini y Giulio Lorenzetti, los encargados de adecuar el espacio a su nueva labor, fue la de ofrecer al visitante la experiencia de ver el museo como la residencia de gran esplendor que fue en otro tiempo. De ahí que lo decoraran con suntuosas piezas como frescos, cuadros o muebles que provenían tanto de otros edificios de la red de los Musei Civici Veneziani como de diferentes anticuarios.
El resultado es realmente excelente, y mucho más desde que Ca’Rezzonico reabrió sus puertas en 2001 tras un concienzudo trabajo de restauración. Gracias a la rigurosa labor de sus responsables, el edificio te permitirá captar, sobre todo gracias el estupendo salón de baile de Massari, la esencia de esa ciudad de lujos extremos que fue la Venecia del setecientos. En los últimos años el museo ha recibido nuevas donaciones, que han ampliado considerablemente sus fondos con obras pictóricas de autores como Cima da Conegliano, Tintoretto o Bonifacio de’ Pitati.
Gran Canal (1A)
Ca’Pésaro (20)
Chiesa di Santa Maria Gloriosa dei Frari (22)
Palazzo Ducale (6)
Ponte dei Suspiri (10)
Santa Maria della Salute (42)
Basílica de San Marco (5)
Ca’Rezzonico (27)
Columnas de San Marco y San Teodoro (8)
Palazzo Grassi (26)
Ponte dell’Accademia (3)
Torre dell’Orologio (9)