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Columnas de San Marco y San Teodoro

Columnas de San Marco y San Teodoro (8)

En los tiempos en los que a Venecia sólo se accedía por mar, estas dos columnas de granito, auténticos tesoros traídos de Oriente, se erigían como una puerta de entrada a la ciudad. Hoy en día, los venecianos procuran no pasar entre las dos columnas, ya que se considera que hacerlo puede traer mala suerte.

Si pasar por debajo de una escalera, derramar la sal en la mesa o abrir paraguas bajo techo son cosas que para ti no tienen la más mínima importancia, adelante: pasea a tus anchas y aprovecha para apreciar estas columnas en todo su esplendor y desde todos sus ángulos.

Colocadas en el lugar que ocupan hacia 1172, se dice que el encargado de hacerlo fue Nicolò Baratieri, que diseñó el primer puente de Rialto. La supertición de los que eluden pasar por entre los dos monumentos de esta piazzetta podría deberse a que este punto, que antaño fue una zona franca en la que se permitían los juegos de azar, fue también, hasta bien entrado el siglo XVIII, el lugar de la ciudad en el que se instalaba el cadalso para las ejecuciones.

Pero concentrémonos en lo que puedes ver hoy. En lo alto de la columna de la parte oeste de la plaza se encuentra una estatua de mármol que representa a San Teodoro pisando a un dragón abatido. San Teodoro fue considerado el patrón de la ciudad de Venecia hasta que se trajeron aquí las reliquias de San Marco, el evangelista, en el siglo IX. Aunque, por razones de seguridad, la escultura que puedes ver es una copia que fue instalada aquí durante la Segunda Guerra Mundial, no te preocupes, ya que para ver el original sólo tendrás que caminar hasta el patio del Palazzo Ducale. 

En lo alto de la otra columna puedes contemplar la efigie en bronce de un león alado, un auténtico símbolo de la ciudad que fue restaurado en la década de 1990 por expertos del British Museum de Londres. Esta figura está envuelta en un gran misterio, ya que se desconoce su origen por completo. Esta situación ha motivado la aparición de diversas teorías, que proponen que podría ser una pieza etrusca, persa o asiria. En los últimos años icluso se ha apuntado que podría ser una quimera china a la que, con posterioridad, se le hubiesen añadido alas para casar rigurosamente con la simbología del león del evangelista.

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