Evolucionando a partir de una fortaleza del siglo IX que fue destruida por un incendio, el Palazzo Ducale ha sido tradicionalmente el centro de poder de la ciudad, y debe su aspecto actual a una reconstrucción llevada a cabo entre los siglos XIV y XVI. El edificio que puedes contemplar se considera una auténtica obra maestra del gótico veneciano.

Aunando sus facetas de residencia ofical del dux y de sede de importantes instituciones para el gobierno de la ciudad como el Gran Consejo o el Senado, el edificio es, gracias a los estupendos testimonios pictóricos que cuelgan de sus paredes, un ejercicio de historia en sí, que narra al visitante las glorias pasadas de la Serenísima República de Venecia.

Las características alas del palacio que se asoman a la Piazzetta y al Canal de San Marco represetan una hermosa e impactante bienvenida al visitante que desembarca por primera vez en la ciudad. 

Las ingeniosas soluciones encontradas por los arquitectos responsables pasan por haber invertido el orden lógico en el reparto del peso de la estructura, ya que el compacto cuerpo principal recubierto de mármol rosa se asienta sobre unas arcadas de aspecto ligero realizadas en piedra de Istria. A su vez, todo este entramado descansa sobre una columnata porticada.

La Porta della Carta, puerta del siglo XV de estilo gótico florido, es la entrada principal del palacio. Una vez hayas franqueado el pórtico Foscari te encontrarás en el magnífico patio interior del edificio. Aquí se encuentra la gran escalinata donde se coronaba a los dux, llamada Scala dei Giganti. Obra de Antonio Rizzo, fue decorada más tarde por Sansovino.  

A través de otra escalera, la ostentosa Scala d’Oro, realizada por Alessandro Vittoria durante el siglo XVI, se accede a la segunda planta, donde comienza el auténtico recorrido, comenzando por las estancias privadas en las que residían los dux.

En la tercera planta se encuentran los espacios que se dedicaban propiamente al gobierno de la ciudad, como por ejemplo la Salla del Collegio, donde se reunía la Signoria y se recibía a los embajadores extranjeros o la Sala del Consiglio dei Dieci. En esta última estancia se reunía un organismo de gran prestigio y poder, el Consejo de los Diez. Está decorado con dos estupendas obras de Veronese: Juventud y vejez y Juno derrama dones sobre Venecia.

En la cercana Sala della Bussola se encuentra uno de los varios buzones de Venecia en los que los ciudadanos podían depositar sus denuncias anónimas.

La condición monumental del palacio se demuestra, sobre todo, en una gran sala de la segunda planta: la Sala del Maggior Consiglio, que era la sede del Gran Consejo, antaño dotado de importantes funciones como la elección de altos funcionarios o la aprobación de leyes.

Aquí quedarás absolutamente admirado al ver una gigantesca obra de Tintoretto, titulada El Paraíso, cuyas dimensiones hacen que sea uno de los cuadros más grandes jamás pintados. Sus casi 8 metros de alto y 25 metros de largo no dejan impasible a nadie. 

Algunos discípulos del autor fueron los encargados de pintar los numerosos retratos de los dux que cuelgan de las paredes. Por último, debemos resaltar El triunfo de Venecia, pintado por Veronese, que figura en uno de los paneles del techo de la sala, así como la presencia de obras de Palma el Joven y Bassano.

Finalmente, podrás visitar uno de los puntos fuertes del recorrido, el Puente de los Suspiros, desde donde podrás tener la misma visión del rio que tenían los condenados a prisión, como Giacomo Casanova, que estuvo recluido en una de las celdas que puedes ver una vez cruzado el puente. 

El recorrido, que transcurre por otras estancias, como las oficinas de la Avogaria o la sala del Senado, se completa con la visita a la armería, que presenta una muy surtida colección que hará las delicias de los aficionados a la historia militar.