Una de las actividades más recomendables en Venecia es pasear, tanto callejeando para perderte por sus más recónditas plazas, como recorriendo pausadamente sus muelles. Uno de los paseos que más place a los venecianos puedes experimentarlo al sur del sestiere de Dorsoduro, concretamente en el Zattere.

Este amplio muelle, que nos ofrece vistas de la isla de la Giudecca, fue construido a principios del siglo XVI. A partir de 1640, y por orden de los proveedores Giovanni Valier y Giuseppe Barbarigo, se convirtió en el punto en el que se descargaba toda la madera de la ciudad, que, talada en los bosques del Véneto, se hacía descender por el río Piave para llevarlo a la ciudad. De hecho, el nombre de Zattere proviene del tipo de balsa, llamada zattera, mediante la que se transportaban los maderos.

La población local raras veces se equivoca, así que aprovecha la oportunidad y dedica parte de tu viaje a caminar tranquilamente junto a las aguas del Canale della Giudecca. Aunque los deliciosos helados que se venden en los establecimientos de la zona son famosos, lo que es casi obligatorio es que te sientes en alguna de las terrazas de los cafés que alinean aquí sus mesas de manera tentadora. 

Tanto si te apetece un buen desayuno como contemplar el famoso crepúsculo veneciano, está claro que este paisaje, que, según se dice, fascinó al poeta norteamericano Ezra Pound, no te defraudará. El ir y venir de las embarcaciones, la Chiesa del Redentore al fondo y la suma tranquilidad del muelle no tienen precio. Para completar la experiencia, puedes entrar en la bella iglesia de I Gesuati.